Europa

Presentación

Cuerpo a cuerpo con Sasha Waltz

Sasha Waltz (Karlsruhe, 1963) es uno de esos nombres de la danza contemporánea que necesitan poca presentación en Europa. Aun así, Madrid se le resistía. La coreógrafa llega por fin a la capital, dentro del Festival de Otoño en Primavera, con «Körper», acaso su pieza más emblemática.

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Con esta coreografía debutó en 2000 como directora de la Schaubühne am Lehniner Platz, que dejó en 2004. En la actualidad, trabaja con su propia compañía, Sasha Waltz & Guests, fundada en 1993 en Berlín junto a Jochen Sandig. «En algunas ciudades he mostrado trabajos diferentes de distintos momentos de mi carrera, pero esta vez no quería irme más atrás. Es una buena toma de contacto y espero volver en otras ocasiones para mostrar facetas diferentes, porque mi trabajo es muy diverso», cuenta una risueña Waltz.

«Körper», explica, «fue importante para mí porque con ella comencé a dirigir una compañía estable; antes era una coreógrafa free-lance. También me ofreció la oportunidad de mostrar de forma permanente un repertorio. El tamaño del teatro, que tenía 550 localidades, supuso un cambio en mi trabajo, que venía de espacios más íntimos». Parte de una trilogía sobre el cuerpo, a la que siguieron «S» (2000) y «noBody» (2002), «Körper» explora «lo que llamo el sistema de cuerpos, de tal manera que el público vea una expresión de su propio cuerpo. Con esta investigación traté de introducirme en el cuerpo. Para mí era casi como la imagen de un cirujano metiéndose en el interior. Quería hacerlo sin noción de referencias históricas o sociales, sino de la manera más pura posible, sin ambientación alguna.

Decidí excluir la concepción sexual que el público suele tener del cuerpo, traté de alejarme de eso para ser tan fría como un médico. Eso fue el comienzo de la trilogía. Después, en "S", lidié con la sensualidad, la sexualidad y el origen de la vida; la tercera parte trata de pensar qué somos más allá de nuestro cuerpo». Explica la bailarina que lo teatral tiene un gran peso en su creación: «No hay distinción entre los elementos teatrales y la danza; para mí son lo mismo», asegura.

Entre sus referencias cita a Mary Wigman, Rudolf Laban, y se aleja, en cambio, y con respeto, de la etiqueta que más se repite sobre su figura, la de «heredera de Pina Bausch»: «Creo que es sólo porque soy una coreógrafa alemana, pero mi bagaje es muy diferente. Me acerco mucho más a la danza postmoderna americana, que es muy abstracta, aunque mis orígenes están en la danza expresionista alemana. Mis raíces se encuentran ahí, a pesar de que en mis obras hay una mezcla muy extraña. Admiro el trabajo de Pina y creo que ha influido a casi todos los directores y coreógrafos de los últimos 25 años, pero me veo muy alejada de ella».