Arquitectura
Luz de gas /Luz divina
Meter las palabras «túnel» y «gas» en la misma frase es uno de los ejercicios de ingeniería más arriesgados. Buenas-malas lenguas aseguran que las tuberías que debieran colocarse a cierta profundidad, están demasiado cerca de la superficie. Que la autoridad (in) competente lo compruebe. Ayer se saldó la cuestión con un herido leve y doscientas personas almorzando en casa de los suegros pero el traquido ha sido de envergadura: un agujero de cincuenta metros, casi suficiente para inaugurar la primera estación del metro a Sevilla Este. Si llega a haber un soldador cerca, aterriza en el castillo de Alcalá y no estaría la cosa para bromas. ¿Conclusión? Que Dios se apiada de los ineptos, de los chapuceros y de los contratistas desaprensivos. También de los alcaldes en vías de extinción. Pero mejor dejen de tentar a la suerte.
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