Sevilla

Mismo error

La Razón
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El 23 de junio, día del Corpus, un sol abrasador rompía las piedras en Sevilla. Juan Ignacio Zoido, recién tomada posesión de la Alcaldía, tuvo que sumar el sofocante calor ambiental al humano producido por el baño de masas que le dispensaron. Entre otras cosas, porque con el solsticio sobrepasado, aún no se habían colocado los toldos que proporcionan sombra a las calles del centro. Hace más de un mes que entró el otoño. Ayer por la mañana caían del cielo, como dicen los ingleses, perros y gatos. Pues las velas que se echaban de menos al paso del Santísimo se echan de más ahora porque privan de la luz que empieza a escasear y acumulan agua hasta que descargan desagradabilísimas duchas sobre los viandantes. No se trata de tener las calles cubiertas durante equis número de semanas, sino de hacerlo cuando es necesario. Esto lo puede comprender hasta un concejal de meninges reblandecidas por una mayoría absoluta aplastante, circunstancia que verdaderamente nubla las entendederas del más pintado. Cuando se dice eso tan desolador de que «todos los políticos son iguales» no se alude a lo ontológico, sino a que muchos terminan cometiendo parecidos errores. Hace un año, cuando Alfredo, escribí un artículo clavado a éste.