Alimentación
Efecto «yo-yo»: dos hormonas responsables de que engordemos tras una dieta
Científicos españoles han descubierto que las dos hormonas implicadas en la regulación del apetito, la leptina y la grelina, influyen en la ganacia de peso después de hacer régimen. De esta forma, se abren nuevas vías terapéuticas en forma de dietas personalizadas para luchar contra la obesidad
El éxito de una dieta no sólo se basa en bajar de peso, sino en mantenerlo. Sin embargo, la realidad se rebela en contra de que la báscula marque la misma cifra durante, al menos, unos meses. La vuelta a la normalidad o el simple hecho de pensar que ya no hay que ser tan estrictos en la alimentación pueden ser algunos factores que conducen a recuperar algún kilo de más. Con la idea buscar nuevas vías de tratamiento para combatir la obesidad, científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), han descubierto que las dos principales hormonas implicadas en la regulación del apetito, la leptina y la grelina, influyen en la ganancia de peso después de someterse a una dieta de adelgazamiento. El estudio ha sido publicado en el número de agosto de este año de la revista científica «The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism». La clave, por tanto, para identificar qué tipo de personas son más propensas a engordar estaría, según el estudio, en los niveles de ambas hormonas en sangre. En concreto, la grelina es una proteína sintetizada por el duodeno y el estómago que despierta la sensación de apetito y la leptina, producida por el tejido adiposo inhibe las ganas de comer.
La doctora Ana Belén Crujeiras, autora principal la investigación, explica que una vez identificados los niveles de las dos hormonas, «se podría adecuar la dieta a cada caso para garantizar el éxito de su resultado y evitar que se pueda volver a recuperar peso, lo cual supone un avance en endocrinología y abre la puerta a nuevas dianas terapéuticas para luchar contra la obesidad». Dentro de la amplia lista de ingredientes que configuran un menú de adelgazamiento, resulta inevitable pensar si alguno de ellos contribuyen a mantener a ambas hormonas en los parámetros adecuados. «Probablemente, algún alimento o nutriente podría ayudar a restablecer los niveles de leptina y grelina como, por ejemplo, los antioxidantes. Sin embargo, todavía son necesarios más estudios para explorar a los mecanismos moleculares que estén implicados en la relación entre los niveles de ambas hormonas con la ganancia de peso», matiza Crujeiras.
Lo que, por el momento, sí se tiene claro es que los parámetros de la leptina y grelina varían en función del sexo. Según la investigadora, «hemos podido observar que las mujeres presentan niveles más altos de ambas hormonas que los hombres. Por ello, a la hora de diseñar una dieta, el sexo del paciente es un factor a tener en cuenta». A este respecto, el doctor Miguel Ángel Rubio, secretario de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, asegura que «en efecto, un aumento de la grelina y una disminución de la leptina sí están implicadas en los mecanismos de ganancia o recuperación del peso después de hacer dieta. Ésto es un primer paso. Ahora queda investigar cómo contrarrestar dichos efectos, bien con fármacos o combinando modelos de dietas».
Sin embargo, la doctora Elena Escudero, máster en Nutrición Clínica y especialista en Medicina Interna del Hospital Infanta Sofía de Madrid, recuerda que «la leptina despertó mucho interés cuando se descubrió porque se vio que los obesos tenían una sobrecarga y se pensó que se había hallado la causa. Pero la realidad es que a los pocos años disminuyó el entusiasmo que despertaba porque, aunque es verdad que son señales para el control a largo plazo del peso, todavía no se han cubierto las expectativas que se pensaban».
Moderación
Mientras tanto, sí que existen ciertas medidas que pueden contribuir a mantener el peso y evitar, por tanto, el efecto rebote o las dietas yo-yo. Escudero sostiene que «lo primero que hay que hacer es una modificación de los hábitos y así tener una garantía a medio y largo plazo para estar en el mismo peso. Según algunos estudios, se necesitan un mínimo de seis meses para lograrlo, es decir, que la persona no puede mantener unos hábitos si no se ha reeducado en un periodo de medio año». Eso sí, lo que en ningún caso constituye una garantía para volver a perder el peso que se ha recuperado son las dietas milagro porque, según Rubio, «lo único que producen es que el paciente entre en una noria de experiencias que, finalmente, les volverá como un yo-yo a la situación inicial». Como a día de hoy no existe un tratamiento que «controle o corrija la obesidad, de momento sólo nos podemos manejar con lo que ya sabíamos hace muchos años: comer menos y caminar más», añade Rubio.
La frase «comer de todo, pero con moderación» se ha posicionado como el consejo médico más seguro. Sin embargo, la realidad rebela que son muy pocas las personas que siguen esta máxima. A este respecto, Rubio insiste en que «el problema es que nadie quiere asumir el patrón mediterráneo y practicar ejercicio físico lo que supone, además, la mejor alternativa para combatir a nuestros genes ahorradores. Lo que sucede es que para muchos, comer normal consiste en incluir embutidos, pizzas, bollos, guisos complejos y luego dormir la siesta».
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