Crítica de libros
Los vigilantes por Marta Robles
Existen infinidad de satélites flotando en la atmósfera y más allá, a los que debemos, en primer lugar, todos los servicios de comunicaciones de los que dependemos en nuestra vida cotidiana. Pero no sólo eso, además, el hecho de que tales aparatos puedan observar la Tierra desde una privilegiada perspectiva, la órbita geoestacionaria, los faculta para múltiples aplicaciones: analizan la meteorología para que se puedan realizar las correspondientes previsiones, estudian los cambios climáticos, revisan las parcelas del globo mejores y peores para el uso de las diferentes energías, investigan sobre la viabilidad de la agricultura… En fin, sirven para casi todo en nuestros días. Pero ¿qué sucederá mañana? Haciendo un poco de ciencia-ficción se puede llegar a pensar que tales aparatitos acabarán convirtiéndose en los más estrictos vigilantes del planeta e incluso de los seres humanos que lo habitamos. Revisando cómo hemos ido evolucionando respecto a las previsiones que hicieron, algunas décadas atrás, los escritores más «imaginativos», hemos acabado por darnos cuenta de que, muchas veces, sus «vaticinios» literarios se han cumplido. De momento, los satélites sólo nos benefician –quitando ese riesgo de que alguno se desplome, que ha sucedido, o el hecho de que haya tantos inservibles ya, que constituyen parte de la basura espacial– Pero ¿qué ocurriría si se programasen para espiar? ¿Acabarían siendo los guardianes de la humanidad? ¿Se convertirían en el Gran Hermano que en su día describiera Orwell ? No es descabellado pensar que, tras la crisis, caminamos hacia otro orden de cosas en el que todo tiene que estar más regulado y controlado. Y tampoco lo es creer, que los satélites, cada vez más inteligente y casi humanos pueden llegar a ser los encargados de lograrlo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar