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Se vende riñón por Jesús Fonseca

La Razón
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Cada día más europeos, sorprendidos por eso que se ha dado en llamar eufemísticamente pobreza absoluta -y cuya traducción es vivir en un calvario-, venden sus riñones, pulmones, médulas óseas y córneas para sobrevivir. Lo dice «The New York Times». Y, por si alguien no se ha enterado, aclara que se trata de una respuesta más de los europeos a una crisis que se extiende por todo el continente. Los periódicos norteamericanos, ya se sabe, están siempre al acecho de cualquier noticia calamitosa y si es en Europa, aún más. Sólo que se les ve el plumero, con demasiada frecuencia, por la indisimulada complacencia que sienten al incluirlas en sus páginas. Pero está bien que nos lo recuerden. Europa vendió su alma al diablo hace mucho tiempo y ahora vende lo único que le queda: sus asaduras. Un tráfico ilegal que crece y crece instigado por internet y unos traficantes sin escrúpulos dispuestos a sacar provecho de la miseria. Cuatro son los países cuyos anuncios de venta ilegal de órganos aparecen con mayor insistencia en la red: España. Italia, Grecia y Rusia. En algunos de ellos, el índice de desempleo se acerca peligrosamente al 50 por ciento. Los precios, a la vista de cualquiera que bucee en internet se sitúan en torno a los 200.000 euros para pulmones y riñones y bastante menos para las otras vísceras y menudillos. En la Europa de los mercaderes, donde todo se compra y se vende, traficamos a diario con las entrañas de mujeres y hombres. Esta es, lo queramos o no, la verdad descarnada. El grito, la señal de que algo va muy mal. Cada vez más situaciones devienen insoportables para miles de europeos. E irán, ciertamente, en aumento hasta que entendamos que esta no es sólo una crisis económica. Es un conflicto humano que se resolverá cuando seamos capaces de construir una sociedad que trascienda la política y hagamos de la justicia el objetivo prioritario, a la hora de levantar la vida de todos.