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España encaja sin sobresaltos el rescate de Portugal

Coloca deuda a menos interés y mantiene la prima de riesgo. El peligro, para las empresas españolas

España adjudica 4.129 millones en bonos y baja ligeramente el interés
España adjudica 4.129 millones en bonos y baja ligeramente el interéslarazon

Con Portugal noqueado por los mercados, las miradas se han girado ahora hacia España. Hace unos meses, las apuestas daban casi por seguro que si el vecino luso caía, el siguiente púgil que besaría la lona iba a ser España. Pero la realidad es que el día después de la claudicación portuguesa, sus efectos apenas se dejaron sentir en la economía hispana. Para empezar, el Tesoro cerró una emisión de deuda con menores intereses que en la anterior subasta y con un buen ratio de cobertura –proporción entre la demanda y el capital adjudicado–. Economía vendió 4.129 millones en bonos a tres años a un interés marginal del 3,601%, frente al 3,609% que tuvo que ofrecer en la cita previa. La demanda de las entidades fue de 7.401,70 millones de euros.

La buena acogida de la emisión se vio correspondida con un comportamiento más que aceptable de la prima de riesgo, el termómetro más usado para evaluar la solvencia de un país. El diferencial entre el bono alemán a diez años, el más solvente del mercado, y el español se mantuvo en torno a los 180 puntos básicos –1,8%–, un nivel que los analistas todavía consideran alto. José Luis Martínez, de Citi, estima que debería aproximarse al menos a los 140 puntos de Italia. En ese punto, se entenderá que los mercados dan por avanzado el plan de ajuste. Hasta entonces, y a pesar de las reformas emprendidas, como la laboral, la de las pensiones y la de las cajas, los inversores entienden que «queda camino por recorrer», algo en lo que coincide Álvaro Blasco, de Atlas Capital.


Lejos del rescate
La determinación con la que el Gobierno ha emprendido las reformas, aunque todavía no haya podido completarlas, es lo que, a juicio de todos los expertos que ayer hablaron sobre la cuestión, ha distanciado a España de Grecia, Irlanda y Portugal, lo que ha disipado de forma bastante nítida el riesgo de rescate. «El rescate portugués no va a afectar a España en cuanto a la posibilidad de verse arrastrada», aseguró la escuela de negocios Esade. Una hipótesis que no sólo descartaron Álvaro Blasco y José Luis Martínez, sino diversos bancos internacionales. «España no seguirá a Portugal debido a las reformas estructurales que ha hecho», afirmó Credit Agricole en un análisis con el que coincidió Lloyds, que aseguró que el mercado le concede «el beneficio de la duda».

Que España esté lejos de verse arrastrada a un rescate no significa, sin embargo, que la situación de Portugal no vaya a afectarle. No será la banca, muy poco expuesta al sector público luso –apenas 6.200 millones de euros– la que más sufra. De hecho, ayer, Santander (+1,71%), Popular (+1,5%) y BBVA (+0,27%), las tres entidades presentes en Portugal, subieron en la bolsa española, que cerró plana (+0,04%), satisfecha con el rescate del país vecino.

El problema está en las empresas. Según datos del ICEX, unas 1.400 compañías españolas están presentes en Portugal. De ellas, 800 emplean a 82.000 trabajadores y son decisivas para la riqueza portuguesa, pues generan el 9% de su PIB. El rescate tendrá un efecto negativo para ellas por cuanto obligará a realizar nuevos recortes, tutelados por la Unión Europea y el FMI, que lastrarán la actividad económica lusa y, por añadidura, su consumo.


Exportaciones
El perjuicio se extenderá, además, a muchas otras compañías españolas que, a diferencia de El Corte Inglés, Roca, Zara, Repsol o Cepsa, no están físicamente implantadas en Portugal pero que exportan allí buena parte de sus mercancías. El pasado año, las ventas al país luso sumaron 16.577 millones de euros, el 9% del total de las exportaciones nacionales. Antes de la crisis, su ritmo de crecimiento era de un 21% anual.

A los problemas de consumo se sumará el más que previsible parón de la inversión pública, que afectará a los grupos constructores y de servicios, que podrían, además, enfrentarse a problemas de impagos. FCC, por ejemplo, a través de su filial Aqualia, se ha adjudicado un contrato de 277 millones de euros de gestión integral del municipio de Cartaxo para un periodo de 35 años.

En este escenario, la banca sí que podría sufrir ciertos problemas de morosidad.