Literatura

Estocolmo

ANÁLISIS: Qué aporta esta reedición por Darío Villanueva

La Razón
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l ¿Qué importancia tuvo en 1962 la publicación de «La ciudad y los perros» para las letras iberoamericanas
–En 1962 se publicaron otros tres libros de la novelística hispanoamericana muy importantes: «Bomarzo», de Múgica Lainez, «El siglo de las luces», de Alejo Carpentier, y «La muerte de Artemio Cruz», del Carlos Fuentes. La singularidad de «La ciudad y los perros» es que se trata de la primera novela de un escritor más joven que gana en España un premio que se afianzaba en la vanguardia literaria. Los lectores sentían cierto despego de la novela que se estaba produciendo: la «nouveau roman» era abstracta, experimental y fría; la novela social, combativa, acababa en cierta repetición de fórmulas. «La ciudad y los perros» deslumbró porque era una novela no complaciente, que representaba sin paliativos una realidad crítica con un estilo y una estructura imaginativos.

l ¿Qué aporta esta reedición?
–Sobre todo, el recuerdo de la vigencia de esta novela durante 50 años. José María Valverde dijo una frase rotunda, que era la mejor novela en español desde «Don Segundo Sombra», de Ricardo Güiraldes, de 1926. Al reeditarla la RAE y la Asociación de Academias de la Lengua, hemos comprobado que sigue siendo una obra viva.

l ¿Leída hoy, permite atisbar el talento de un escritor que ha llegado al Nobel?
–En Estocolmo, el presidente del comité Nobel destacó en él varias cosas y una ya está en este libro: esa amalgama entre la novela que cuenta muy bien las cosas, esa tradición que va del siglo de Oro y la novela de caballerías hasta el XIX, con Galdós, Balzac, Flaubert... y la renovación de la técnica que se produce en el modernismo, en el que están Proust, Joyce, Faulkner, Mann o Valle-Inclán. Ese maridaje es la fórmula que empieza en esta obra y que luego ha acompañado a Vargas Llosa a lo largo de su carrera.

 

Darío Villanueva
Secretario de la Real Academia Española