Comunidad de Madrid

La división entre políticos y víctimas marca otra vez el aniversario del 11-M

El cielo de la capital despertó encapotado. La lluvia, tímida, se asomó ayer a los distintos homenajes que tras siete años de ausencia recordaban las 192 vidas que quedaron atrapadas en los vagones de la muerte aquel 11 de marzo

Familiares de una de las víctimas en la inauguración del monumento en El Pozo
Familiares de una de las víctimas en la inauguración del monumento en El Pozolarazon

A diferencia de años anteriores, en los que el aniversario de los atentados fue recordado con un gran acto institucional como el que tuvo lugar el año pasado en el Congreso, este año, cada asociación e institución organizó el suyo.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, presidió a primera hora de la mañana, junto a Rajoy, una ofrenda floral en la sede regional de la Puerta del Sol. Allí también acudió el candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid, Jaime Lissavetzky, pero no el secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, que optó por ir a Atocha en vez de al acto institucional, a la misma hora, y convocado por los sindicatos y Pilar Manjón.

 Una hora y media después, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz- Gallardón, de nuevo junto a Rajoy y los portavoces municipales, inauguraba un monumento en la estación de Cercanías de El Pozo, parada donde explosionó una de las bombas, al que tampoco acudió Tomás Gómez. El monolito, de piedra, que simboliza la eternidad, está compuesto por una fuente con 192 caños «como 192 lágrimas». Sin embargo, este homenaje estuvo marcado por la polémica, ya que la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, que preside Pilar Manjón decidió no acudir en protesta por la actitud que, a su juicio, ha tenido el Ayuntamiento hacia ellos. Por ello, programó otro acto en el mismo lugar a las siete de la tarde para rendir su propio homenaje. Y a este sí asistió Tomás Goméz junto a la ministra de Sanidad, Leire Pajín, que fue el único miembro del Gobierno que participó ayer en los homenajes. Según justificó el ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, «porque estábamos reunidos en el Consejo de Ministros», lo que les impidió asistir a los de la mañana.

En el Bosque del Recuerdo, a las doce del mediodía, en el rincón cercado de cipreses, se volvió a hacer presente la memoria. Tras una breve composición musical, la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, destacó que no van a aceptar «ningún grado de impunidad», ni en el 11-M ni en un supuesto final de ETA. Tras recordar el largo y angustioso peregrinar al que se enfrentaron las víctimas el 11-M dijo que la Justicia «nunca será completa hasta que no se sepa toda la verdad». Al acto, asistió la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, quien respaldó el discurso de Pedraza. Tras un minuto de silencio, 192 globos blancos que portaban el nombre de las víctimas fueron lanzados al cielo. Ascendieron como una bandada de palomas. Sólo uno, con el nombre de Antonio Marín Mora, titubeó y se quedó algo más rezagado, como rehusando escapar de los suyos.

Por la tarde, la Asociación Voces contra el Terrorismo, presidida por Francisco José Alcaraz , junto a la alcaldesa de Lizarza, Regina Otaola, y el ex funcionario de prisiones, José Antonio Ortega Lara, recordaron en Alcalá de Henares a las víctimas y también reclamaron «Justicia y que se sepa la verdad», en la misma línea que Pedraza.

Esa tesis, la de que aún quedan cosas por saber, choca frontalmente con la opinión del Gobierno y Manjón, que sostienen que ya está todo claro y que, en palabras de Ramón Jáuregui, «los culpables» fueron «juzgados y condenados».