Congreso de los Diputados
Los diputados se van de vacaciones cuatro semanas
Fin del periodo de sesiones. Los pasillos, llenos de maletas; los «regalos» llegan por decenas a los controles de seguridad; los políticos reparten buenos deseos para el nuevo año y la sesión plenaria se agiliza. A la una, el presidente de la Cámara Baja, José Bono, ha convocado a diputados, funcionarios, asesores, asistentes y periodistas a la tradicional copa navideña.
Máxima concurrencia. Es la única de cuantas se han celebrado, ya que hay representantes de todos los partidos. Se habla en todos los corrillos del Sorteo de la Lotería, de la crisis, del espíritu navideño, de las embestidas que aún nos preparan los mercados... y de Zapatero y el PSOE, claro. Hay un miembro de la Ejecutiva Federal que habla de un movimiento soterrado, de una corriente organizada dentro del socialismo que busca respuestas y prepara alternativas... Pocos prestan atención a su Parlamento porque hay prisa por montarse en el avión o el tren con destino a las diferentes circunscripciones.
Y es que el Congreso de los Diputados echa el cierre. ¡Con la que está cayendo y sus señorías empiezan sus dilatadas vacaciones navideñas! Actividad, pues, bajo mínimos hasta la semana que empieza el 24 de enero, fecha en la que está previsto que la Cámara Baja celebre una sesión plenaria para acallar las críticas de quienes claman, año tras año, contra la escasa actividad de los llamados periodos inhábiles.
Los parlamentarios, todos sin distinción de siglas, arguyen para justificar su largo descanso que siguen celebrándose reuniones en comisión, diputaciones permanentes y que, además en estos periodos, se dedican a atender sus circunscripciones. Pero no se entiende. En un país al borde del abismo, con una clase trabajadora a la que se le exige más trabajo y menos sueldo, más años de vida laboral y mayor productividad, sería también deseable una reforma de la reglamentación de la vida parlamentaria, y no sólo para acabar con las extensas vacaciones de sus señorías, sino para que el Parlamento funcione con mayor agilidad. Porque sepan que nuestros diputados se marchan dejando pendiente una veintena de proyectos de ley, incluido el de la Ley de Economía Sostenible, aquella que Zapatero vendió como el remedio que curaría todos los daños de nuestra maltrecha economía.
Se van, como decimos, hasta la última semana de enero. Y eso que este año se ha adelantado el regreso al trabajo, ya que el pasado mes de marzo el presidente Bono cerró un acuerdo con todos los portavoces para acortar los periodos inhábiles de enero y julio. De no haberse alcanzado aquel pacto no escrito, las vacaciones llegarían hasta la segunda semana de febrero.
Aquel acuerdo incluía en teoría la celebración de al menos dos plenos con preguntas al Gobierno en estos meses. Pero como la práctica siempre introduce matices, el primer mes de 2011 sólo habrá una sesión plenaria para la que aún no hay orden del día. Bueno, eso será si los dejan los mercados, que ya sabemos que son los que mandan, también en la agenda de los políticos.
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