El Cairo
Egipto se prepara para el asalto final
El escenario era estremecedor ayer por la mañana en la plaza de la Liberación (Tahrir), después de una noche de durísimos enfrentamientos entre los manifestantes pro y anti Mubarak. Las cifras no oficiales hablan de más de 1.500 heridos y es que todos y cada uno de los que se encuentran atrincherados en la plaza han sufrido algún tipo de lesión.
Abdallá, joven manifestante antigubernamental, despertaba a media mañana sobre una manta, dolorido y con una venda en la cabeza. «A Mubarak le da igual que seamos diez o 10 millones protestando aquí, nos quiere matar a todos», aseguró a LA RAZÓN, respaldado la tesis que el régimen se encontraría detrás del ataque lanzado el miércoles contra las miles de personas que llevan acampadas en la plaza de Tahrir desde hace cuatro días pidiendo su fin.
Pero la violencia y los 13 muertos, según el recuento del Ministerio de Salud, no han desanimado a los manifestantes, que siguen siendo varios millares. El rezo del mediodía en Tahrir fue más solemne y largo de lo normal, y sirvió para sanar las heridas de la noche, y cobrar fuerzas para un nuevo día de batalla campal, que fue menos intenso que el miércoles y en el que los antigubernamentales consiguieron ganar posiciones respecto a los partidarios del régimen, que aparecieron en el centro de El Cairo en menor número y menos organizados que pocas horas antes, cuando lanzaron cócteles molotov sin piedad contra sus oponentes. La retirada de las bandas violentas y armadas que ayer asediaron la plaza de Tahrir hace pensar que las condenas y la presión internacional habrían surtido efecto sobre el régimen, además de la intervención del primer ministro egipcio, Ahmed Shafiq, condenando la violencia y prometiendo que se llevará a cabo una investigación sobre lo sucedido, que calificó de «triste y frustrante».
El Gobierno egipcio se desmarca así de una violencia que le ha puesto en entredicho delante de sus aliados occidentales, pero sigue sin ceder. El vicepresidente egipcio, Omar Suleiman, ha ofrecido diálogo a las fuerzas opositoras, pero ha exigido a los manifestantes que se retiren. Éstos no tienen ninguna intención de hacerlo y ya preparan otra gran marcha para mañana que se dirigirá supuestamente hacia el palacio presidencial de Mubarak, a más de 20 kilómetros de Tahrir. Los manifestantes no saben aún cómo se organizarán ni con qué se pueden encontrar en este largo recorrido pero, una vez más, la consigna es salir a la calle de forma masiva y con la esperanza de que sea la definitiva.
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