Londres

Un error que pudo ser tragedia

El ataque al vehículo de Carlos de Inglaterra destapa los fallos de seguridad en la estrategia de Scotland Yard

Los universitarios rompieron un cristal del coche en el que viajaban el Príncipe Carlos y Camila Parker, ayer, en Londres
Los universitarios rompieron un cristal del coche en el que viajaban el Príncipe Carlos y Camila Parker, ayer, en Londreslarazon

LONDRES- Pocas veces, por no decir ninguna, el pueblo británico había visto a un miembro de la Casa Real temiendo por su integridad física. Por eso no extraña que la imagen del Príncipe Carlos y Camila, con cara de terror dentro de un Rolls-Royce, se convirtiera ayer en cuestión de Estado. La fotografía refleja uno de los fallos de seguridad más graves de las últimas décadas. ¿Cómo es posible que un coche que transportaba al heredero de la corona y a su esposa fuera zarandeado por un grupo de estudiantes y terminara con una ventana rota?

El jueves, el centro de la capital se convirtió en una auténtica batalla campal entre policías y los universitarios que protestaban por el incremento de la tasas. La violencia comenzó a primera hora de la mañana, pero eso no sirvió para cambiar los planes de la pareja, que tenía que asistir a una gala benéfica. Los expertos no se explican por qué el coche oficial decidió ir por unas calles en las que minutos antes habían volado bolas de billar y cócteles caseros con fuego. El analista en seguridad y ex agente Charles Shoebridge aseguró que la noche podría haber terminado en tragedia si los policías hubieran empezado a abrir fuego, nada raro en «situaciones peligrosas». El guardaespaldas que viajaba con ellos abrió las puertas del coche para golpear a la gente y hacerse paso.

El Rolls-Royce tenía grandes ventanas que dejaban ver perfectamente al matrimonio. En un principio, Carlos y Camila se mostraron serenos, pero todo cambió cuando la tesitura comenzó a ponerse tensa. La duquesa de Cornualles luego bromeó con el incidente diciendo que «siempre hay una primera vez para todo».

A pesar de que la Clarence House no quiso hacer comentarios sobre los fallos de seguridad y se limitó a elogiar el trabajo policial, el episodio pone entre en las cuerdas a Paul Stephenson, responsable de Scotland Yard. Su trabajo había quedado ya en entredicho el pasado mes, cuando los estudiantes universitarios consiguieron entrar en las oficinas centrales del Partido Conservador en otra protesta violenta. Dai Davies, su antecesor en el cargo, criticó la falta de estrategia. La Policía prometió abrir una investigación «muy seria y muy detallada» sobre lo sucedido.