París

El avance de la ultraderecha hunde al partido de Sarkozy en la primera vuelta

No se equivocaba Marine Le Pen al calificar de históricos los resultados. No sólo porque su partido de ultraderecha ha cosechado las mejores cifras nunca antes registradas, pisando los talones (con una diferencia de dos puntos) a la formación de Nicolas Sarkozy, sino porque la abstención, del 55%, ha marcado otro récord

Resultado de las elecciones cantonales
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La escasa participación y el espectacular avance del Frente Nacional (FN) son los vencedores de la primera vuelta de unas elecciones cantonales parciales que, pese a su dimensión local, bien traducen la disposición de ánimo de buena parte del electorado frente a las presidenciales de 2012. Aunque la mayoría gobernante se empeñe en minimizar el alcance nacional.

Ante el repunte del FN, los socialistas franceses, aunque en cabeza, tampoco pueden cantar victoria. Actualmente la izquierda controla 58 departamentos de los 100 que tiene el país, y aún podría hacerse con tres o cuatro más el próximo domingo, en la segunda y definitiva ronda, que será además la última cita con las urnas antes de los comicios presidenciales de 2012. En juego está la renovación de la mitad de los consejeros generales, esto es 2.026 cargos que rigen los departamentos, aunque con competencias limitadas a ciertas infraestructuras y servicios territoriales.

A la luz de los resultados, el Partido Socialista se enfrentará al Frente Nacional en casi doscientos duelos, lo que muestra que la estrategia de Marine Le Pen, suavizando su discurso y rivalizando con Sarkozy, ha funcionado.

La situación es incómoda en las filas conservadoras, donde no acaba de definirse una postura clara sobre qué consignas de voto dar a sus electores ante la disyuntiva PS-FN. En la UMP, donde surgen ya voces disonantes no saben cómo interpretar la ambigua línea marcada por Nicolas Sarkozy: «No votar al FN ni tampoco al Frente Republicano». Es decir, cualquiera de los demás partidos democráticos representados en el hemiciclo. Porque llamar a votar por los socialistas para frenar a la ultraderecha, sería dar la razón a Marine Le Pen, que aseguraba que la UMP y el PS «son la misma cosa».