El Rey abdica

Un club rodeado de misterio

La Razón
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Cada año, entre mayo y junio, el Club Bilderberg se encierra en un hotel de lujo para, según algunos, consensuar el futuro del mundo, y según otros, reunirse entre amigos. La ciudad que acoge la reunión cambia de año en año. Todos los que asisten a la cita, un centenar de personas con un gran poder de decisión, lo hacen a título personal y no como representantes de empresas o gobiernos. No hay servicio de traducción, ni guardaespaldas presentes en las reuniones. La Prensa tampoco puede hacerse eco de las conversaciones. El objetivo es que todos puedan expresar su opinión sin miedo y sin malinterpretaciones. Sobre todo, se tratan temas financieros. A la cita anual sólo se puede acudir bajo invitación y todo lo que se diga o se haga durante el encuentro debe permanecer en secreto. La organización se encarga de todos los aspectos de la estancia: desplazamientos, alojamiento, actividades, etc., para que nada salga a la luz.