Kiev
Los mejores once pares de botas por Plácido Domingo
Durante muchos años hemos pasado las tardes pensando en el momento en que la Selección española fuera campeona del mundo y de Europa. «¿Cuándo?», nos preguntábamos. Hoy es un hecho, y haber llegado a la final con Italia como rival, una heroicidad. Pase lo que pase esta noche es absolutamente extraordinario estar donde estamos. A pesar de las ausencias, por ejemplo, de Villa y Puyol, el equipo es fantástico. Me emociona la manera que tienen de jugar y de hacer vibrar a millones de españoles y de seguidores del mundo entero. Hemos dado un paso de gigante porque nos han hecho olvidar esa frase tan manida que tiempos atrás repetíamos como una letanía: «Hemos jugado como nunca y perdido como siempre». Ya no. El mundo entero reconoce el fútbol de España, aunque sigamos teniendo dificultades, porque frente a estos once hay otros tantos dispuestos a llevarse la victoria. La alegría de poder ver la final en Kiev es imposible de describir, teniendo en cuenta que el rival al que nos enfrentamos no es cualquiera, sino un equipo que ha demostrado que está entre los mejores. Nos hemos encontrado frente a frente en varias ocasiones, y esta vez será la definitiva. Nuestra ventaja es que sabemos olfatear el lugar porque hemos estado ya en la misma situación, ésa es nuestra baza, y la unión, que en vez de once jugadores sobre el césped parece que hubiera uno sólo con otros tantos pares de botas.
Y con la batuta, a modo de director de orquesta, está Del Bosque, un hombre grande entre los grandes, el que lleva de verdad el timón. Gracias a él, nuestro fútbol está viviendo una edad de oro que debemos saborear y que ya forma parte de la historia. ¡Quién sabe las sorpresas que nos puede deparar su juego de hoy! Soy consciente, como todos, de la responsabilidad enorme, pero se llega con un banco fresco. Tenemos jugadores grandes que no han saltado al terreno.
Pensaba ayer en mi tío, que fue futbolista, Ignacio Izaguirre, vivo aún con 93 años. Me imaginaba que si yo lo voy a disfrutar tanto, lo que le puede pasar a él por la cabeza, Dios mío, con la ilusión que tiene. El fútbol es unión (ha sido capaz de aglutinar a 18 millones de españoles) y en este momento tan duro es necesario que estemos juntos, que vibremos, que riamos y seamos uno. Que nos sintamos españoles y orgullosos de haber nacido en un país que es tan grande y del que tenemos la obligación de presumir cada día.
Les deseo lo mejor, la victoria. Y si hay que ir un poquito más allá, por pedir, que no quede: que seamos campeones también en los Juegos Olímpicos. Encomendémonos a «San Iker», que es un fenómeno y que sabe guardar la portería como nadie. Y disfrutemos, que no es poco.
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