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La «nueva» de Luis Medina es una socia por Jesús MARIÑAS

Luis Medina y Paula a la salida de un restaurante
Luis Medina y Paula a la salida de un restaurantelarazon

El alcalde Alberto Ruiz-Gallardón tendría que nombrarlo pasante en cortes, algo muy romántico y en desuso. Casado Álvaro de Marichalar, no le discuten al pequeño –no de estatura, ojo– de Nati semejante privilegio alzaprimador de encandilamientos. Nadie se prenda como lo hace él, rompecorazones imparable siempre buscando la perfección que no encontró en la exquisita y físicamente atrayente Alejandra de Rojas. Aunque parecían el uno para el otro, rompieron tras cuatro y casi intermitentes años llenos de riñas, ausencias y diferencias. Aunque unidos por la buena cuna, no pudo ser. Y lo cierto es que Alejandra todavía parece arrastrar sentimientos no arrumbados, ellas son más sentidas.
Pero lo de Luis lleva camino de superar las listas de don Juan, aquello de «a los palacios subí y a las cabañas bajé». Constante en su búsqueda de hombro donde apoyarse, va de una a otra. Y si la multimillonaria Amanda Hearst, que parecía a la medida de sus exigencias incluso económicas, duró lo que el verano porque no superaron la distancia Madrid-USA –¡qué poca constancia y resistencia cardíaca!; no tienen la resistencia de enamorados de otra época si nos fiamos por lo que cuentan justificadores–, ahora le toca a una «de casa». Paula Barcala pertenece al grupo más íntimo y hasta hace casi nada era la prometida del socio que Rafa Medina tiene en «Scalpers», su negocio de corbatas y zapatería. Allí funciona menos el corte y confección por el desacierto que tienen a la hora de casar cuadros o rayas, sin cuidar que la tapa del cuello cuadre con las solapas. Es el abc «sartorial» como las exquisitas maneras seductoras de Luis. Mientras me asegura que «mis relaciones con Alejandra son muy buenas y hasta salimos», a Dios rogando y con el mazo dando. La recién estrenada es una arquitecta adicta a la noche y debutaron realzando una marca gastronómica. Es consustancial a todos sus enamoramientos, siempre con firma detrás. Forman así casi un trío indestructible olvidando que «donde no hay publicidad resplandece la verdad» ¿Novia, futura en futuro, una más al saco, o colaboradora en la propaganda? Porque aunque en ocasiones no reciban gratificaciones monetarias, se lo agradecen por otros medios, como en el caso de Fortuny, que a cada miembo de la panda regala mil copas mensuales mediante un bono, vale y carné de consumidor. Misterios al descubierto mientras Luis sigue enredando y rindiendo corazones. Lo dicho: un moderno don Juan, salió Tenorio.