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En el corazón de Afganistán por César Vidal

La Razón
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Llegaban a España los primeros anuncios de «Apocalypse Now» y entre ellos se deslizó el dato de que Francis Ford Coppola se había inspirado para su película en una novela breve de Joseph Conrad titulada «El corazón de las tinieblas». Di yo más vueltas que una peonza intentando encontrar el libro en España y, al final, recurrí a una antigua novia estonio-americana que había regresado a los Estados Unidos y que me podía conseguir la novela en versión original. La leí un verano en que el calor de Madrid me parecía tan agobiante como el del continente africano que describía Conrad. El autor polaco que hallaría la fama literaria escribiendo en inglés ofrecía en aquellas páginas el envés del mundo imperial retratado tantas veces por mi admirado Kipling. Los terrenos en los que se adentraba el hombre blanco no eran lugares en los que la luz de la modernidad triunfaba sobre la oscuridad del atraso. Por el contrario, podían ser simas de negrura en la que los europeos acababan siendo engullidos. Es cierto que algún autor africano como Achebe ha criticado la novela por considerarla injusta con África. No es menos real que Conrad describía un Congo belga sometido a un Leopoldo tan beato como genocida.
A mí, desde luego, el relato me fue sobrecogiendo de una manera asfixiante a medida que me percataba de que los mejores propósitos del ser humano no llegan a imponerse en no pocas ocasiones y los que emprenden ciertas empresas acaban devorados por ellas. Algunos meses después vi la película y comprendí el por qué de la elección de Coppola. Vietnam también había terminado por convertirse en una empresa condenada al fracaso porque no basta el voluntarismo frente a fuerzas que superan con mucho a los mortales. Ahí radicaba, a fin de cuentas, la sobrecogedora fuerza de la novela. Para comprobar su actualidad, basta con echar un vistazo al Afganistán de nuestros días.