Murcia
El error de Cajasur
Cajasur podría ser buen ejemplo de lo que está pasando en esta crisis: nadie acepta la realidad exactamente como es, nadie está dispuesto a asumir responsabilidades y al final se espera que seamos todos quienes tapemos las vergüenzas con el dinero público que, según lo dicho, al parecer no es de nadie. Dicen en Córdoba que no podían tolerar conducirse a «una rendición» con Unicaja porque no quieren aceptar que efectivamente era de eso de lo que se trataba y que precisamente por eso se estaba negociando. ¿O qué esperaban acaso después de una desastrosa gestión que ha puesto a la caja en números de quiebra? Se trataba de una rendición, con todas las letras, de la que había que salir lo más airoso posible, en un plazo determinado y de la forma menos onerosa para todos. Punto. Y es por eso que ahora resulta patético hasta ese argumento de que ha sido la falta de pacto laboral la que ha impedido el acuerdo, puesto que van a ser los hechos, y más temprano que tarde, los que desmonten la falacia a través de cualquiera de las fórmulas de liquidación que ahora decida el Banco de España. ¿Cree acaso el Cabildo que otra entidad sí asumirá los 3.000 puestos de trabajo, con sus respectivas prebendas, en una empresa en bancarrota? ¿Qué es lo que se necesita estudiar para comprender una ecuación económica tan simple como ésa si, a lo que parece, no es suficiente la teología?Fusionar cajas es una cosa y fusionar vanidades, otra. Y los curas querían jugar en casa una liga que ya habían perdido hace tiempo en el terreno de la economía y ahora sólo pretendían seguir defendiendo su ridícula parcela de poder. Si para ellos Unicaja nunca fue una opción recomendable, a pesar de las insistentes indicaciones del propio Banco de España, entonces es que al final ellos mismos se decantan por una salida política, aquello de lo que tanto decían rehuir cuando denunciaban las presiones y los vetos de otro tiempo. Sea a donde sea que quieran llegar en Cajasur, lo único cierto es que han elegido el camino más largo. Pero puestos a dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, digamos también claramente que ni ZP, ni Griñán, ni Arenas ni el sursum corda han tenido en esta ocasión nada que ver con su errónea decisión. La moneda siempre ha tenido una cara por ambos lados. Y, entre otras cosas, tendrían que explicarnos por qué Murcia era una opción más recomendable, por qué siguieron negociando en secreto con ellos y por qué hasta el último minuto se le han tendido puentes a Caja Madrid y La Caixa por ver si caía una operación en el futuro, lo que demuestra que no querían llegar a ningún acuerdo con los malagueños desde el minuto uno. Y no lo han hecho.
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