Europa

Noruega

Crímenes políticos

La Razón
La RazónLa Razón

¿Hubo una motivación política?
–El autor del atentado escogió tanto en el primer ataque como, sobre todo, en el segundo, matar a miembros de la izquierda laborista noruega. La bomba colocada en la sede gubernamental en Oslo, que de momento ha dejado a siete personas muertas, tenía seguramente el objetivo de asesinar al primer ministro laborista, Jens Stoltenberg. Pero en la segunda matanza en la isla de Utoeya, la intencionalidad política del detenido, Anders Breivik, estuvo desgraciadamente más clara. Disparó con armas de fuego a un campamento de verano de las juventudes socialdemócratas y se cebó en jóvenes de entre 12 y 18 años asesinando a 86 en una carnicería que duró una hora. El primer ministro noruego iba a saludar a las juventudes de su partido esa misma tarde. Además, Breivik les advirtió antes de comenzar a disparar: «Todos vais a morir». El asesino, que tiene 32 años, ha confesado que «los crímenes fueron atroces pero necesarios», según informó a la prensa su abogado defensor.

¿Qué orientación política tiene el autor?
–En la poca biografía que se conoce de Breivik aparecen algunas frases expresadas en algunos foros xenófobos colgados en internet como la siguiente: «El error de Europa es haber dejado libres a los marxistas después de la guerra». También se sabe que en el pasado había militado en el Partido del Progreso, el segundo más votado después del laborista que mantiene una crítica constante al Gobierno por ser muy permisivo con la inmigración. Breivik es un islamófobo declarado. En Noruega hay, según los datos oficiales, unos 80.000 musulmanes. En varios países nórdicos y del centro de Europa en los últimos años ha aumentado considerablemente el número de formaciones políticas en general de ultraderecha que hacen de su credo principal la protesta contra el aumento incontrolado de la inmigración sea de donde sea.

¿Es posible un cambio tan radical de un país?
–Como no podía ser de otra manera, Noruega ha recibido en las últimas horas numerosos testimonios de condolencia de todos los partidos europeos y autoridades oficiales así como de las comunidades de noruegos que viven en el extranjero, en especial la española, que es la más numerosa. No ha dejado de extrañar que en el movimiento de los «indignados» que estos días vuelven a las calles y plazas de España no se haya producido ninguna reacción ni siquiera guardar un minuto de silencio durante sus asambleas.