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El código alfa por Soldado Ryan
Ayer salí durante las protestas. Quise comprobar lo que nos contaron los de adiestramiento contrarrevolucionario sobre los aguerridos sindicalistas tragahombres de la temible izquierda europea. Mi decepción fue XXL. Imaginé que encontraría algo así como el claustro de profesores de los muelles del East Side o a los maestros de kung-fu y lanzamiento de puñales de Sam Giancana y Frank Nitti. Nada que ver. Parecido cero.
Abrían la manifa unos tipos de mirada retroactiva y cara de oficinistas aburridos. Por su aspecto, se diría que en los últimos años no salieron de sus despachos más que para besar niños o para parlotear en tertulias de radio, con chófer y buenos sueldos. Su gesto oblicuo delataba que alguien les había jodido la jornada de barbacoa en el jardín.
Estos andaluces son muy raros. Si algo tienen las ideas "de izquierda"es que son una especie de contraseña, como un vínculo de tribu. Cuando identifican el código alfa, te aceptan hasta en los círculos de la derecha; cuando te etiquetan de derechas, te impiden el acceso a los de la izquierda. Bienvenidos a la más revolucionaria de las sociedades conservadoras.
Si Griñán no quiere acabar sonado, el PSOE debería arrojarle la toalla al ring. Estas elecciones tuvieron que haberse celebrado el 20-N, junto con las generales. Se habrían ahorrado un pastizal y el PSOE le habría birlado a la juez Alaya el tiempo necesario para empapelar a ese tropel de aficionados al marlboro, a los gin-tonics y... a las monterías. ¿Verdad, Viera? Como se dice de la corrupción y del poder, la soberbia te hace tuerto y la soberbia absoluta te deja ciego por completo.
En Andalucía, algunas estampas actuales son como metáforas del hampa: crece la inmundicia en los despachos de la Junta al tiempo que la Policía detiene en Jerez al capo de los Polverino, mientras "la Reina de Ronda"financia la cabalgata de Reyes Magos de su pueblo con la droga dominicana. Es más que mera literatura. Cada especie se procura el medio ambiente que le favorece. La casualidad y los milagros quizás existen, pero no todos creen en ellos.
Desde el origen de los tiempos, el ser humano ha dedicado mucho más esfuerzo intelectual a argumentar sus errores que a buscar las verdades que le habrían sacado de los mismos. Le ocurre al PSOE en este instante. Su antena no emite mensajes, sólo ruidos hertzianos incomprensibles. A la portavoz del Gobierno, Mar Moreno, se le pone cara cada día más de Bette Davis en "¿Qué fue de baby Jane?". Y esa pareja de locutores como de Eurovisión en los 70, Susana Díaz y Mario Jiménez, repiten frases hechas en el mismo tono que la voz sintetizada del Tom Tom de un coche. Así no hay modo.
Al volver al refugio encontré un mensaje cifrado de los jefes en Atlanta. Sospechan que mis informes están siendo interceptados. No comenten que ven mi firma cada día en La Razón. Es por no alarmarles.
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