Los Ángeles

«Kung Fu Panda 2»: el oso que salvó a Dream Works

Po, el oso experto en artes marciales, tiene la misión de proteger el Valle de la Paz de un pavo real que quiere destruir China. La película que salvó a la compañía Dream Works de los números rojos aterriza en España dispuesta a seguir sumando ceros. 

Patada voladora. Po vuelve a demostrarnos que se encuentra en plenitud de facultades físicas en esta nueva entrega
Patada voladora. Po vuelve a demostrarnos que se encuentra en plenitud de facultades físicas en esta nueva entregalarazon

La directora de «Kung Fu panda 2», Jennifer Yuh, reconoce que se crió con las películas de acción de Hong Kong, por eso, cuando le llegó a las manos el guión de esta segunda entrega vio claro que lo que debía de hacer era aportar su experiencia. El panda Po regresa a la gran pantalla protagonizando una historia que «responde a la pregunta que se ha hecho el público desde que vio la primera parte: ¿por qué el padre del oso es un ganso?», dice la realizadora, quien inmediatamente responde que «es precisamente la aventura de buscar su lugar en el mundo lo que llevará al héroe del filme a toparse con un villano tan poderoso que puede significar el fin del kung fu». La cinta se ha convertido en una máquina de hacer dinero. A la cabeza de la producción está el presidente de Dream Works, Jeffrey Katzenberg, quien dice que la película ha sido diseñada de una forma muy precisa, en lo que supera a la primera parte: «La tecnología ha contribuido a aumentar la creatividad de nuestros artistas, quienes han realizado un trabajo increíble. Se trata de una historia compleja, interesante y bellísima». 

Un misterio siempre
Y no sólo parece que desbanca a la anterior en creatividad, también en la taquilla: «Kung Fu Panda 2» se ha convertido con los más de 200 millones de dólares recaudados desde su estreno en Estados Unidos en la cinta salvadora de los estudios DreamWorks Animación. Los números de la compañía en el primer trimestre de 2011 cayeron en un 50 por ciento con respecto al año anterior, cuando «Cómo entrenar a tu dragón» arrasó. De hecho, Katzenberg consideró 2011 como un gran año: «Adivinar después como va a funcionar un filme en la taquilla es un misterio. Yo trabajo en todos mis proyectos con igual entusiasmo, si no, no me embarcaría en ellos», confiesa el productor. Tras los malos resultados de «Megamind», en la que tenían puestas grandes esperanzas, la tabla de salvación es esta segunda cinta sobre las aventuras de Po, aunque en el horizonte cercano ya se vislumbran títulos de los que se espera bastante, como es el caso de «El gato con botas», personaje al que pone voz Antonio Banderas.

«Tanto ‘‘Kung Fu Panda 2'' como ‘‘El gato con botas'' tienen personajes centrales con grandes corazones que necesitan el trabajo de actores que posean voces singulares que les ayuden a convertirse en iconos de la gran pantalla», explica Katzenberg. Su lucha es conseguir que la película se proyecte en versión original con subtítulos: «Sería mucho mejor si todo el mundo pudiera apreciar las voces auténticas elegidas para cada personaje». El trabajo de la primera parte no resultó nada sencillo, pero el equipo se echa las manos a la cabeza cuando se le pregunta por las dificultades de esta nueva. Se empaparon de la cultura china, tuvieron que montar un campamento en Chengdu, en la provincia suroccidental de Sichuan, y casi convivieron con un grupo de pandas en una reserva. Tomaron cientos de fotografías para reproducir exactamente los templos, las calles y aceras. «Resultó intenso, pero valió la pena», es el comentario general de sus miembros.

Pluma a pluma
Para esta segunda parte, contar con más escenarios implicaba al tiempo un mayor número de detalles, así que los encargados de cada departamento de animación se trasladaron a China, en donde se inspiraron para unas cuantas localizaciones muy reales. Desde el departamento de diseño de producción dicen medio en broma: «No hemos reparado en gastos, hay un montón de explosiones y mucho pelo y plumas mojados. Un viejo chiste dice que la frase más cara que puede escribir un guionista es: ‘‘Y entonces empezó a llover''. Y en esta película también llueve». La aparición del malvado pavo real también planteó nuevos retos, ya que el tratamiento de las plumas es bastante más dificultoso que el del pelo: «Hay que manejar cada una de ellas por separado, una técnica que nada tiene que ver con el tratamiento del cabello».
En la versión original, Jack Black pone voz al enorme oso, que en esta secuela trata de encontrar la paz interior para superar todos los obstáculos que le rodean.

Con la vis cómica que le caracteriza, el actor bromea: «Mi paz interior está hecha pedazos», dice sentado cómodamente en un sofá de los estudios Dream Works de Burbank convertidos por un día en un templo dedicado a las artes marciales. «La película va dirigida especialmente a los padres que se preocupan por la salud de sus hijos. Todos buscamos tranquilidad, y calma, estar agusto con nosotros mismos, aunque nuestros progenitores se preocupan más por ello y desean que no suframos, que es lo que le sucede al padre de Po». Jack, que no puede parar un momento, se levanta del sofá como un resorte y enseña sus movimientos de kung fu sin el menor rubor. Y lo que más llama la atención es ver cómo recuerdan a los del panda. «Los animadores me copiaron», comenta a modo de explicación con un tono de voz que provoca la risa. «Me siento muy orgulloso de este personaje porque a través de su sensibilidad y su sentido del humor se convierte en todo un héroe. Solamente espero que ésta no sea la última vez», deja caer a modo de aviso para los navegantes.

Control emocional
Junto a Black regresan también Angelina Jolie, Dustin Hoffman, Seth Rogen, Lucy y Jackie Chan, a quienes acompaña un nuevo personaje, cuya voz pertenece a Gary Oldman, que interpreta al pavo real Lord Shen. «Esta búsqueda interior te enseña muchas cosas. Es el filme más complejo en el que he trabajado», confiesa Angelina Jolie, que presta su voz a Tigre: «Mi personaje demuestra que se controla emocionalmente, no sabe relajarse y es lo opuesto a Po. No se permite llorar, no habla de lo que siente y se esconde de sí mismo. Resultó una experiencia muy enriquecedora porque necesitaba demostrar a través de mi voz que vive reprimido».

Esta secuela se beneficia también de la contribución del director Guillermo del Toro, que participó en el proyecto como consultor creativo: «La animación es un medio que durante mucho tiempo, y creo que de manera errónea, se ha destinado sólo al público infantil. Sin embargo, creo que permite una expresión fílmica que no se parece a ningún medio y que también la pueden disfrutar los adultos». El rodaje duró tres años y Del Toro «llegó justo a la mitad, la película se encontraba en pleno caos. Nos alegró que apareciera porque nos ayudó a organizarnos y nos brindó un montón de ideas, y todas buenas, claro está», asegura Jennifer Yuh.

«Kung Fu panda 2» Haciendo el ganso
Director: Jennifer Yu. Guión: Jonathan Aibel y Glenn Berge. Voces originales: Jeck Black, Angelina Jolie, Dustin Hoffman, Gary Oldman. EE UU, 2011. Duración: 90 minutos. Animación.

Una vez convertido en héroe, el hombre de a pie –o, para el caso, el panda común– tiene que buscar la paz interior, recuperar la memoria y hacerse la pregunta de rigor: «¿Quién soy yo?». Es una estrategia habitual de las franquicias superheroicas: encontrar una infancia traumática que vengar, superar el sentimiento de orfandad, echar raíces para que los problemas de identidad no supongan un obstáculo para vencer al enemigo. Todas esas preocupaciones, fuertemente codificadas, estaban escritas en los genes de «Kung-Fu Panda», aunque su acercamiento, más frívolo, al género «wuxia» no se paraba a pensar por qué una especie en extinción adicta al bambú tenía a un ganso como padre.

La única novedad destacable de esta secuela es la aparición de un villano, con voz de Gary Oldman y forma de pavo real, que quiere transformarse en el amo y señor de la China imperial a golpe de cañón. Lord Shen, que así se llama el malvado, tiene mucho que ver con la infancia abortada de Po, y la película se guarda el secreto del vínculo entre ambos aparentando que tiene entre manos una gran sorpresa. Imposible sorprenderse por nada de lo que plantea «Kung-Fu Panda 2»: ni el acabado visual, impecable y aderezado con las obligatorias 3D, ni el dinamismo enloquecido de las secuencias de acción, suponen un cambio de rumbo. Más de lo mismo, y menos que cero: hay que hacer caja. Hay que reivindicar la idea de familia para hacer que padres e hijos sientan que pertenecen a una comunidad, la del cine, más grande que la vida. ¿Escuchan el tintineo de los euros?

Vivir del arte... marcial
El gran Bruce Lee. Nació en el año y en la hora del Dragón y fue uno de los expertos en artes marciales más importantes del siglo XX. Estudió filosofía y aplicó a la vida diaria los saberes de Hegel, Spinoza y Krishnamurti. A los seis años rodó su primera película, aunque la última, de 1973, quedó inconclusa por su muerte repentina y misteriosa a los 32 años y con la que aún se especula. Kung Fu y su maestro. Las aventuras del «pequeño saltamontes» irrumpieron en la pantalla a mediados de los 70. David Carradine le arrebató un papel pensado para Bruce Lee. Su maestro, ciego de nacimiento, le dio continuas lecciones de vida: «Un hombre sabio camina con la cabeza baja», fue una de sus frase preferidas junto con «Jamás trates de hacer frente a una ola. Esquívala».

La patada de Van Damme. Nació en Bélgica y allí alcanzó el éxito como experto en artes marciales, disciplina que cultiva desde los diez años y gracias a la que posee una musculatura de vértigo (llegó a ser Mister en su tierra natal). Cinturón negro en Karate Do, se convirtió en uno de los actores de cine de acción más taquilleros de la década de los 80 y 90. La fuerza interior de «Karate Kid». Ralph Macchio era un adolescente cuando atendía a las enseñanzas filosóficas de su mentor. La cinta, que le aupó a los más alto para dejarlo caer a velocidad de vértigo, fue toda una revolución en el cine de los 80. No escapó al «remake» protagonizado dos décadas después por el hijo de Will Smith, con exceso de escenas violentas.