Francia
El Sena se renueva
La capital francesa siempre sorprende al viajero y le deja con buen sabor de boca. Alojados en un apartamento de lujo, el nuevo restaurante del chef Sergi Arola, los «macarrons» de Ladurée o el mercado más antiguo de la ciudad, son algunas de las citas obligadas
La ciudad de la luz tiene mil reportajes, y mil historias que contar. Todas sirven, porque al final cada uno tendrá un París que llevarse a casa, con las emociones y las anécdotas que le haya regalado la capital francesa.
Antes de embarcar tenemos el primer contacto indirecto con los fogones. El Chef Sergi Arola se dirige a París para trabajar, algo que hace casi todas las semanas, ya que acaba de abrir recientemente el restaurante Arola en el hotel de cinco estrellas WOpera. El local, con la base de la alta cocina, propone un pica-pica divertido y desenfadado, con el mejor producto español. Su mesa favorita es la 114, por la situación y las vistas que tiene. No es para menos, pues está en una de las zonas más bellas de la ciudad, cerca de la Ópera Garnier, al lado de Galerías Lafayette.
Nada más aterrizar, el Sena nos ubica rápidamente. Desde aquí organizamos nuestra escapada. Este río plagado de barquitos que hacen el «up & down» cargado de turistas sigue siendo una obligación. La mítica Bateaux Mouches, con 120 millones de pasajeros y 62 años sobre sus espaldas, renueva menús este verano y parte de la decoración de alguno de sus barcos. Al llegar siempre se ven mesas preparadas para peticiones de mano, aniversarios y cenas especiales. Navegar frente al Museo d'Orsay iluminado mientras se degusta el taco de foie al licor de Mirto o los langostinos a la plancha con arroz rojo a la Camarga no tiene precio. Porque a pesar de que parezca una máquina de hacer churros, está todo bien organizado y la calidad de la gastronomía es alta. La gran ventaja es que todas las mesas están en la ventana para poder disfrutar del entorno.
Otra opción son los «Bateaux Parisiens», que cuentan con 12 embarcaciones y que han renovado parte de su flota recientemente. Acaban de abrir el Bistró Parisien, fijo en el muelle, en frente de la Torre Eiffel. Después del paseo, el viajero puede detenerse a degustar la cocina francesa más divertida, por ejemplo, sus menús «casserolles», que consisten en cenas con los guisos más populares en pequeñas cazuelitas con las mejores vistas de la ciudad de telón de fondo.
Descansar con estilo
Una fórmula emergente a la hora de hospedarse en las grandes capitales es hacerlo en pequeños apartamentos decorados con estilo y gusto, para dormir como en la suite de cualquier hotel de lujo, con la diferencia de que uno tiene que estirarse la cama y bajar a la «boulangerie» a comprar los croissants del desayuno, que también tiene mucho encanto. Por ello en páginas como www.all-paris-apartments.com se encuentran perlas en Le Marrais, con decoración y estilo bo-bo (bohemio-burgués). Estas estancias seducen a cualquiera, y son una buena opción, «chic» y económica.
Precisamente en este barrio, uno de los básicos para ver tendencia en arte y moda es el Mercado «Des Enfants Rouges». Pequeño, coqueto, con varios puestos de comida de diversos países para llevar o tomar allí, es el mercado cubierto más antiguo de París y posiblemente de Francia. En él se puede encontrar una gran mezcla de gente, desde actores franceses, hasta estrellas internacionales, pasando por vecinos o estudiantes.
No podemos volver a casa sin ir a la Tratoría Marroquí, en la que degustar un rico pollo con aceitunas y limón confitado, acompañado con un poco de cous-cous y una cervecita. Así, el viajero paga poco y saborea la ciudad desde dentro.
En busca de otros sabores, más sofisticados y delicados, debemos probar los famosos macarrons de Ladurée, empresa que cumple 150 años. Sigue siendo muy recomendable ir a tomar el té a alguno de sus salones y probar estos pequeños merengues rellenos, que tan conocidos se han hecho en todo el mundo. La emblemática tienda de los Campos Elíseos se encuentra cerrada en estos momentos por obras, pero se puede visitar la de la Rue Bonaparte París IV, 21 o la de la Rue Royale, 16. Cada año sacan sabores especiales. Este año 2012 hacen homenaje a la cereza, al pomelo-vainilla y al chocolate con plátano. Pequeñas explosiones de sabor en la boca.
Por último, dos citas imprescindibles. El Mercado de las Pulgas, en el que perderse un domingo en busca de una pieza antigua de vajilla, entre mercaditos de muebles escondidos entre miles de puestos de baratijas. Sergi Arola nos recomendó Las Pulgas como uno de los lugares más recomendables para escuchar el mejor jazz de la ciudad y descubrir, por ejemplo, la música de Django Reinhardt.
Y cómo no, el Museo del Louvre, con sus recién incorporadas consolas Nintendo, creadas para la ocasión por Shigeru Miyamoto, el «padre» de Súper Mario. Estas audio-guías permiten personalizar la visita al museo, a través de animación 3D sin la necesidad de utilizar gafas. Dispone de fotos interactivas y en alta definición, y más de 700 comentarios por especialistas del Louvre en hasta siete idiomas. El museo, con nueve millones de visitas al año, renueva así su forma de concebir el arte, dentro de un marco de tecnología y diversión.
De esta propuesta de siempre, saque pinceladas para su próximo viaje. «Bon voyage».
>> Cómo llegar. Iberia ofrece hasta diez vuelos al día entre Madrid y París. Además, Air Nostrum ofrece cuatro vuelos semanales desde Valladolid y desde el 20 de julio un vuelo directo a la semana entre París y Asturias. Asimismo ofrece en código compartido con Vueling que ofrece vuelos directos a la capital francesa desde los aeropuertos de Alicante, Barcelona, Bilbao, Ibiza, Málaga, Mallorca, Santiago de Compostela, Sevilla y Valencia.
>> Oferta. En iberia.com se pueden comprar billetes de ida y vuelta a la capital francesa desde 121 euros ida y vuelta, con todo incluido. (Precios vigentes al cierre de esta edición.).
>> Más información. En iberia.com, Serviberia (902 400 500), oficinas de Iberia y en agencias de viajes.
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