Fuerzas Armadas
Se hace justicia por Iñaki Zaragüeta
El Gobierno ha tenido dos aciertos. No está mal para los tiempos que corren. Los dos haciendo justicia. El primero, ofreciendo a los militares mutilados o heridos en acto de servicio la posibilidad de volver a inscribirse en el Ejército para tareas que puedan ejercer. El segundo, ayer, además de un acto de justicia, enmienda la plana al Gobierno anterior. Ascendió a 28 militares que habían sobrevivido a atentados o vicisitudes bélicas. El Ejecutivo entroncaba con la máxima «hace falta más valor para sufrir que para morir».
No tiene sentido que una persona con algún impedimento físico causado por servir a España, a la Justicia, a la paz y a la democracia esté vetada para otras funciones dentro de la misma institución. Más escarnio contiene el hecho de que los gobiernos socialistas, permitiéndolo la Ley, no otorgaran el ascenso a quienes lo merecían. Sólo lo aplicaban a los muertos. Quizás por la obsesión del ex presidente por que no se le colara alguna víctima participante en la Guerra Civil. Su obsesión por el tema era bien conocida.
El Ejército y las Fuerzas de Seguridad del Estado gozan de un prestigio muy superior al resto de profesiones públicas. Su entrega es reconocida por la sociedad. Sus miembros respiran espíritu de servicio y han protagonizado un gran salto cualitativo en todos los órdenes, hasta situarse a la par de los correspondientes a los países más desarrollados y mejor preparados. Así lo demuestran diariamente conviviendo con los de su género en todas las misiones encomendadas, en el interior y en el exterior. ¡Qué menos que tratarlos como se merecen! Así es la vida.
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