Museo del Prado

Así descubrí el nuevo Velázquez

«Creí que estaba loco por pensar en este pintor», declara John Marciari sobre la atribución de «La educación de la Virgen», un posible óleo de maestro sevillano que ha aparecido en EE UU

"La educación de la Virgen", atribuido a Velázquez y conservado en los almacenes del museo de la Universidad de Yale
"La educación de la Virgen", atribuido a Velázquez y conservado en los almacenes del museo de la Universidad de Yalelarazon

Un historiador joven, especialista en arte europeo, recorre los sótanos de la Universidad de Yale. Su nombre, John Marciari. Mira las pinturas almacenadas. Coteja las que encuentra con los estilos y las pinturas que recuerda. Una atrae su atención. «La adoración de la Virgen». Es un lienzo deteriorado, con el lado superior recortado 25 centímetros, aparte de otros cortes en el lado izquierdo e inferior. El tiempo lo ha tratado mal. Ha perdido pintura en el centro al rozar la tela con el bastidor y presenta signos de abrasión y pérdida de pigmento en diversas áreas.

Pero detrás de la miseria de ese deterioro percibe algo. Observa con detenimiento la composición. Coteja sus dudas con otros expertos, expone sus convicciones y arroja su propuesta publicando un artículo en la revista «Ars Magazine», de Fernando Rayón. Descarta otros maestros. Atribuye el lienzo a Velázquez.

La pregunta: ¿cómo llegó allí? Entra en Yale como donación de Henry Hotchkiss Townshend y su hermano Raynham. La fecha, 1925. Los dos pertenecían a una familia marinera. Su padre era el capitán Charles Hervey Townshend, que viajó repetidas veces al Mediterráneo. Esta obra está protegida con un lienzo del siglo XIX, según Marciari, y su marco es estadounidense. De mediados de esa centuria. Quizá, podría haber sido adquirido aprovechando la ocasión que supuso la desamortización de Mendizábal para los coleccionistas. Pero es una suposición. Lo razonable, el cuadro llega a EE UU a bordo de un barco de Chales Townshend. «La primera vez que vi la pintura fue en 2003 y pensé que era una gran obra y en quién la podía haber hecho. Luego me dije es un Velázquez de su época temprana. Creí que estaba loco, que no había manera de que pudiera haber un Velázquez en Yale y que nadie se hubiera dado cuenta», comenta John Marciari a este diario.

Benito Navarrete, asesor científico del Centro Velázquez de Sevilla, no lo duda: «Es un cuadro importante para entender la influencia que ejerció Juan de Roelas en Velázquez, si pertenece a él. Hay que hacer análisis, estudiar la pigmentación... El Prado tiene la última palabra para mí». Pero hay más. De ser cierta esta atribución, nos ayudaría a acercanos más al periodo sevillano y su primera etapa. Según Navarrete, también puede ayudar a comprender mejor el cuadro de «La Inmaculada» del Centro Velázquez de la Fundación Focus-Abengoa. El historiador y especialista en Velázquez Fernando Marías aseguró que «es un cuadro interesante, con buen aire. Ahora hay que refrendar que los materiales coincidan con su periodo sevillano». Y apunta también: «Es posible que puedan aparecer más obras de Velázquez de su época de juventud. Es lógico. Su primera época todavía se puede confundir con las de otros maestros que trabajan al mismo tiempo que él, porque Velázquez todavía no tiene formado su estilo. Es mucho menos maduro y menos reconocible, por tanto, su pintura que cuando tiene ya esas características formales que lo definen».


Los hijos del capitán
En la imagen, Charles Townshend, navegante y patriarca de una familia de marinos. Sus hijos donaron el cuadro de Velázquez a la universidad de Yale. En su residencia situada en New Haven ha estado este cuadro, atribuido a Velázquez. Durante dos generaciones, aproximadamente, fueron sus propietarios. Ellos fueron quienes conservaron el óleo hasta que se desprendieron de él a principios del siglo XX. La donación, más que apreciarse por la institución, lo hundió en el olvido hasta que apareció John Marciari, quien, al fijarse en él, no dudó en pensar en el nombre de Velázquez.