Zaragoza

Lágrimas de alegría

En la jornada de las lágrimas, las del Deportivo fueron de pena y las de los otros cinco implicados en el descenso, de alegría, de alivio y liberación. Todo apuntaba a que el equipo que acompañaría al Almería y al Hércules al infierno saldría del Real Sociedad-Getafe, el único duelo directo.

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Al final resultó ser uno de los encuentros más tranquilos. Se adelantaron los de Míchel con un tanto de «Cata» Díaz. Jugaron una gran primera parte, pero tras el descanso se descompusieron un poco y empató Sutil. El marcador les servía a ambos si se tenían en cuenta los otros resultados, por lo que en los últimos 20 minutos firmaron la paz. «Ya dije que nos salvaríamos», gritaba Míchel, con Boateng subido encima y echándole agua, rodeado de sus jugadores, que lloraban, pero a la vez tenían caras de alegría.

Lo mismo los de la Real, con Diego Rivas sin poder contener las lágrimas de la emoción. El sufrimiento se acabó, el final fue feliz y los getafenses se fueron a celebrarlo con los aficionados que habían ido a animarlos. Fue el último partido de algunos hombres como Manu o Miku, que el año que viene cambiarán de aires. ¿También el de Míchel? «Tengo contrato y me haría ilusión seguir», confesó.

También «fácil» lo tuvo Osasu-na. Hizo lo que debía, pues todos dependían de sí mismos. Ganó al Villarreal, que ya pensaba en las vacaciones, por la mínima. Pero ganó. El tanto de Cejudo justo antes del descanso fue suficiente para seguir otro año más con los mejores. «Hemos cumplido el objetivo», se congratulaba Mendilibar. La afición invadió el campo para abrazar a los futbolistas «rojillos».

También el Zaragoza impuso la lógica. Partía con menos opciones matemáticas que ninguno, pero la estadística no mide que se enfrentaba al Levante, ya salvado. Guiados por Gabi, los aragoneses eluden la caída a Segunda. Fue el que mejor jugó y el que marcó los dos tantos salvadores. El que logró después Stuani puso emoción, pero al conjunto de Javier Aguirre en ese momento el empate también le servía.

El drama se vivió en Mallorca. Agüero le machacó con tres goles (dos de ellos espectaculares) y pese a que el equipo insular no se rindió y buscó siempre remontar, acabó perdiendo 3-4. Los transistores tomaron protagonismo. Si el Dépor marcaba un gol al Valencia, sería la ruina deportiva y económica del Mallorca. Quizá, su desaparición, pues está en concurso de acreedores. Pero el Dépor falló y el Mallorca «vive».