Londres
Mujeres al poder
Ganan a los hombres por 11 medallas a seis, y no es casualidad su triunfo. Maider dice que es «suerte»
Londres- Discutir el papel de la mujer en la sociedad española y en el deporte es ridículo, y no es necesario hablar de «miembros y miembras» para valorarlas. Por sus obras las conoceréis; ahora, también por sus medallas. Dice la luchadora Maider Unda que el hecho de que ellas hayan conseguido para la delegación española más medallas que ellos «es sólo cuestión de suerte». Cualquiera lleva la contraria a Maider, pero no es sólo eso.
Cuando Benito Floro entrenaba al Real Madrid y en los partidos europeos alguien le deseaba suerte, siempre decía la mismo: «La suerte es para quien trabaja». Y ellas han trabajado mucho, han prosperado y eso se nota, lo que no quiere decir que los hombres no se hayan esforzado. El oro de Marina Alabau no lo ha ganado sólo en los Juegos, sino en años de preparación. No pudo ser en Pekín y fue en Londres. Es el caso de Maider Unda, ha perseguido el sueño de la medalla durante años, sin rivales en España, donde es una representante casi exclusiva. Su federación tiene una subvención de 600.000 euros la de Azerbayán, 12 millones.
Maialen Chourraut no ha llegado a la medalla de bronce en aguas bravas por casualidad ni por suerte, han sido años de sacrificio y de esfuerzo, de renuncias, que no difieren mucho de los sacrificios de Mireia Belmonte, que se levanta todos los días a las cinco de la mañana y sólo 45 minutos después ya está en la piscina. ¿Suerte? Horas y horas de entrenamiento, las de Andrea Fuentes, Ona Carbonell y el equipo de natación sincronizada; las de las chicas de la vela, las del balonmano y las del waterpolo. Todas, ejemplo de tesón, como el de Maider, dos veces operada de ligamentos en la rodilla y continúa peleando. Como Brigitte Yagüe, cuyo principio era esa medalla en taekwondo y su final, ser madre. Ya no quiere aplazarlo más.
Once medallas han conseguido las deportistas españolas; pero ha habido una deportista, atleta para más señas, que se ha quedado a las puertas, cuarta: Ruth Beitia, todo un ejemplo.
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