Elecciones municipales
Un olvidado «caganet» de Aguirre
En el sillón de Alcaldía de Getafe jamás se había sentado un candidato del PP. El despacho más grande del Ayuntamiento de la capital del sur llevaba en manos del PSOE desde el inicio de la democracia, y en las de Pedro Castro desde hacía 28 años.
En casi tres décadas, el «alcalde de los alcaldes», como se hacía llamar antes del batacazo electoral del 22-M, había acumulado todo tipo de enseres profesionales y personales que, sin embargo, tras perder las elecciones ha tenido que retirar. La mudanza fue enorme y para ella, Castro se tomó unos días. Hace algo más de una semana, el nuevo regidor getafense, el popular Juan Soler, tomó posesión del flamante despacho, decorado con una madera oscura que cubre hasta las paredes y un tapiz verde en las sillas de altos respaldos. Castro dejó le dejó a Soler las estanterías desnudas y los armarios desérticos.
Un cuadro de más de un metro de longitud de Juan Carlos primero presidiendo la mesa –una de las cuatro que amueblan la estancia– donde Castro preparaba las juntas, fue de las pocas cosas que el nuevo alcalde se encontró a su llegada. También algunos libros y documentos, pero ningún objeto personal... a excepción de un detalle. De aquel despacho señorial Castro sólo «olvidó» llevarse una pequeña figurita que Soler encontró nada más llegar.
Al principio no la identificó, pero a medida que el nuevo alcalde del PP se iba acercando a ella comenzó a distinguir que el «olvido» de Castro tenía forma de mujer inclinada, con una falda roja que no superaba las rodillas y que su pelo era rubio y por encima del hombro. Sólo fue cuestión de fijarse en la cara para adivinar que el «legado» de Castro a Soler era un caganet de Esperanza Aguirre. Como todas estas figuritas, que la tradición catalana sitúa en los belenes, la de la presidenta de la Comunidad y «jefa» de Soler (como máxima dirigente también del PP de Madrid), es totalmente identificable. Soler ya tiene pensado quitar una de las cuatro mesas, cambiar la silla, porque la del de Tomelloso es muy dura, y la distribución de los muebles. Eso sí, el «caganet» de la jefa y el cuadro del Rey se quedan.
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