Todos debemos ser agentes del cambio por Bill Drayton

Estamos viviendo un momento único en la historia, en el que todos los sectores existentes se están redefiniendo a sí mismos. A lo largo de los últimos siglos, la Revolución Industrial transformó la sociedad. Las máquinas, alimentadas por combustibles fósiles, multiplicaron lo que los humanos éramos capaces de hacer. Tenemos el beneficio de vivir vidas más largas, movilidad que anteriormente era impensable, fácil acceso a la información y las artes, y mucho más. La población mundial pasó de 200 millones a más de siete mil millones, con los problemas que conlleva un crecimiento tan drástico.

Sin embargo, el problema más grande que hemos heredado de la Revolución Industrial no tiene nada que ver con los combustibles fósiles, las fábricas o la explosión demográfica. Tiene que ver con nuestra mentalidad. La industrialización hizo más eficiente la productividad a través de cadenas de montaje; a través de piezas de repuesto, y personas de repuesto. Jerarquías de mando que manejan bien tareas repetitivas. Durante siglos sólo un puñado de gente a la cabeza de esas jerarquías tenía la educación y los recursos para responder a los problemas sistémicos. Pero estas viejas estructuras y formas de pensar no pueden sobrevivir, y menos, contribuir a un mundo definido por cambios omnipresentes y vertiginosos.

¿Cómo miramos a todo esto e identificamos los cambios que están ocurriendo? ¿Cómo podemos contribuir a esos cambios? Lo que se requiere es que cada institución trabaje de manera diferente. Todos debemos participar en un mundo donde la contribución consista en cambios. Todas las personas tienen que contribuir al proceso de generar cambios. Cada uno de nosotros tiene que ser un «agente de cambio».

Hace 30 años, Ashoka comenzó su andadura con una pregunta: ¿cuál es la fuerza más poderosa del mundo? La respuesta que encontramos entonces fue: «Una gran idea, una idea que cambie patrones, en manos de un emprendedor de calidad». A lo largo de los años, hemos llegado a entender que hay algo incluso más poderoso. Todo emprendedor social tiene una segunda dimensión de impacto y creo que es la mayor de todas: la habilidad de catalizar la creación de nuevos agentes de cambio locales. Es lo que articulamos en nuestra visión como «Todos el mundo puede cambiar el mundo».

La organización en la que sirvo, Ashoka, ha seleccionado cuidadosamente y ayudado, en estas tres décadas, a tres mil de los emprendedores sociales más exitosos del mundo. Estos Emprendedores Sociales son la vanguardia en una revolución que nos lleva a un mundo en el que necesariamente todos debemos ser «agentes de cambio».

Piensen por un momento en el nivel local. Cada vez que un emprendedor social tiene una nueva idea, afecta a la manera en la que se hacen las cosas. Desafía la asunción de que no se puede cambiar lo que existe. El emprendedor, lo que hace, es aporta una semilla, de manera que cualquier persona en su comunidad pueda tomar esa idea y desarrollarla. Ofrece una nueva solución, que otros puedan adoptar, generando así más cambio. El emprendedor no es sólo un modelo a seguir, sino que también está «abonando la tierra» para que sea más productiva. Hace añicos el sistema existente y da semillas a la gente. Esto conduce a la generación, casi espontánea, de miles y miles de agentes de cambio locales. Con cada nuevo emprendedor comienza un nuevo proceso de cultivar y sembrar. A medida que nuestro campo de trabajo pasa de ser, de local a estatal, y luego global, aumenta la frecuencia con la que estos nuevos procesos se dan en cada comunidad local. Las ideas de Bangladesh viajan a Brasil y a Estados Unidos. A medida que el proceso continúa, se da una especie de multiplicación mágica de individuos que se convierten en agentes de cambio, de personas que se posicionan como modelos a seguir, y también de los grandes emprendedores sociales.

Un mundo donde todos seamos agentes de cambio es un mundo donde todos tenemos poder y todos podemos contribuir. Cuando tengamos un mundo en el que todos tengamos ese conjunto de habilidades y esa orientación necesarias para contribuir al cambio social, es muy difícil pensar que los problemas sigan superando las soluciones.

Una vez que alguien sabe que es un agente de cambio, una vez que tiene la confianza en sí mismo y las habilidades necesarias, estará siempre buscando un problema, preferiblemente uno grande, para poder aportar en su solución, ya que el problema se convierte en una oportunidad de dar, de ofrecer, de aportar. La contribución más importante que cualquiera de nosotros puede hacer al mundo es ayudar a aumentar la cantidad de gente que pueda provocar cambios. Por eso el objetivo principal de Ashoka es contribuir a la creación de una sociedad en la que todos seamos agentes de cambio.

Bill Drayton
Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional