Feria de Bilbao
La mejor versión de Huertas hace olvidar el desierto
- Madrid. Se lidiaron novillos de Soto de la Fuente y tres sobreros de Fuente del Rey (3º, 4º y 6º), muy desiguales, serios los del hierro titular, que blandearon. Nobles en conjunto y con movilidad, sobre todo, 1º, 3º y 6º, que fue a menos. Menos de un cuarto de entrada.- Javier Antón, de azul pavo y oro, media (saludos tras petición); bajonazo infame, aviso (saludos).- Ángel Bravo, de salmón y oro, pinchazo, estocada (saludos); pinchazo, estocada desprendida, aviso, descabello (silencio).- Emilio Huertas, de rosa palo y oro, pinchazo, estocada caída (saludos); estocada contraria (vuelta al ruedo tras petición).
MADRID- Desierto. Justo se cumplían quince días desde que el Certamen de Novilladas Nocturnas quedaba sin ganador. Ni una oreja en cinco paseíllos. Preocupante futuro se atisbaba. Sin embargo, ayer, un novillero manchego nos devolvió la ilusión. Emilio Huertas, que ya había apuntado maneras en anteriores temporadas en Madrid, se destapó con su mejor versión para reclamar sitio. En su lote, formado por sendos sobreros de Fuente del Rey, evidenció que se trata de un novillero cuajado. Rodado. Solvente. Lo hizo con el tercero, un novillo al que los hermanos Otero lidiaron a las mil maravillas. Intercambiarían luego los papeles en el sexto con idéntico papel. Acercaron el triunfo a su matador. La importancia de una buena lidia. José, con el capote; Ángel con los garapuyos. Lección de brega. Huertas lo vio claro y tomó la muleta. Pronto y en la mano. Pañosa adelantada en los medios y muy puesta para torear en redondo. Dos series buenas luciendo al novillo. Más encajado al natural, tiró del novillo hacia delante en tres tandas soñadas que saboreó como el mejor de los triunfos. Variado en los remates. Lástima de aceros, porque la oreja pudo llegar. En el sexto, pinchó con el presidente, un hueso más duro aún. Mayoritaria petición y faena todavía más compacta. Dos series caras por el derecho, sin perder pasos, muy despacio, barriendo la arena en cada lance. Estocada, pero el pañuelo por enésima vez esta temporada en las novilladas no afloró. Cuestionable criterio.
Javier Antón, escoltado por un buen puñado de paisanos, dibujó dos faenas limpias, aseadas, pero a media altura y sin apreturas. La colocación, mejorable. Ángel Bravo pechó con un segundo en el límite de fuerzas y se justificó en el quinto con un arrimón final.
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