Roma

OPINIÓN: Resignación

La Razón
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La anunciada retirada de tropas no la explica Berlusconi sino Obama. Su origen no está en los cuatro militares tiroteados y caídos el fin de semana. La causa hay que buscarla en la Casa Blanca. Incluso los más incondicionales aliados han interiorizado que en Afganistán, porque así lo ha establecido EE UU, ya no se miden los avances paulatinos en el combate global contra el terror. Se cuentan los días que pasan en el cronograma hasta la salida definitiva del avispero. La decisión sale de Roma. Pero antes la tomaron gobiernos tan convencidos del vínculo transatlántico como los de Holanda o Polonia. Fueron llamados para que sus soldados murieran por la libertad del mundo civilizado. Pero ahora se les dice que hay batallas imposibles de ganar.

Y atendiendo a las demandas de la opinión pública, los líderes europeos ven con claridad que las vidas que se están perdiendo de un tiempo a esta parte no son asumibles. Está ya en el pensamiento de Maquiavelo que «la guerra no se elude; sólo se aplaza con ventaja para el enemigo». Es cuestión de tiempo, pero más pronto que tarde Occidente pagará las consecuencias de su renuncia a la victoria en Kabul.