España

Melancolía

La Razón
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Rubalcaba está triste. ¿Qué le pasa a Rubalcaba? La explicación es sencilla. No es lo mismo pelear por hacerte con la presidencia del Gobierno de una nación grande como España que luchar por quedarte con los despojos de un partido venido a menos como el PSOE.

Lo primero te puede infundir ánimo, ilusión, excitación. Lo segundo te puede contaminar de una tristeza vaga que te hace imposible encontrar momento para el gusto, la diversión o el optimismo.
Esto último es lo que le ocurre, tal y como ha revelado implícitamente vía twitter, a @conrubalcaba. No es que la liebre padezca de inoportuno flato o haya sufrido una irremediable pájara. Simplemente se nos ha vuelto reflexiva porque su gran desafío no pasa por empezar a levantar el país desde La Moncloa sino por recomponer un socialismo cuarteado y fundido… ¡vaya usted a saber cómo y desde dónde!

A pesar del mensaje pregonado a los cuatro vientos en las redes sociales, Alfredo sabe que no está recortando; y sabe que esa recta final a la que apela en cada mitin se le está haciendo interminable, como a esos estrafalarios velocistas de microestados como Palaos, San Marino o Kiribati que se meten de carambola en unas Olimpiadas y a los que los 100 metros lisos se les convierten en los 400 vallas.

La carrera no se está poniendo fea para el hombre que todo lo podía; se está poniendo patética. ¿O no es grotesco observar cómo Chacón, y no Rajoy, se ha convertido ya en el objetivo a batir por Rubalcaba? ¡Y con las urnas sin abrir!