Literatura
Shakespeare en el suburbio
Reig teje una obra oscura basada en las relaciones de una familia«Lo que no está escrito»Rafael ReigTusquets287 páginas, 18 euros.
Antes de nada, un aviso al lector que tenga entre sus manos esta novela: seguramente no podrá dejar su lectura y tendrá que leerla de un golpe. Como nunca dejamos de leer aquello que, además de contarnos una historia que nos intriga, nos habla de nuestra propia vida en sus múltiples facetas. Así, Rafael Reig (Cangas de Onís, 1963) ha construido una historia que es a la vez varios espejos de Stendhal, como si sospechara que la realidad tiene muchos caminos: la violencia ciega, la novela tremendista, los mundos marginales y tenebristas de Solana, la familia de los divorciados modernos (el matrimonio, se dirá al autor, es en sí mismo una novela), los barrios periféricos madrileños, la lucha por la vida barojiana, citas encubiertas de Shakespeare, de narradores de la novela negra («si los caballos…») en un cúmulo de espejos donde el sexo, el miedo, la desesperanza, las metáforas umbralianas sobre la ciudad, van componiendo un enlosado simbólico para quien quiera comprender el iniciático juego de la oca de la vida.
Si en su espléndida novela «Todo está perdonado», que fue premio Tusquets de Novela en 2010, veíamos un Madrid puerto de mar (en ésta se compara un bar con un barco), ahora es el barrio marginal como concepto de los límites de la ciudad habitable, allí dónde están las tapias del cementerio y aquellos que viven en la marginalidad (como en Luis Martín-Santos), el que se une a una historia actual.
En esa historia un padre divorciado al que su mujer, editora, le ha privado durante tiempo del contacto con su hijo, consigue llevarle a una excursión a la sierra de Madrid. Antes de marcharse, le deja una novela policiaca que él ha escrito a su ex mujer. La novela, en la que se alternan personajes sórdidos y terribles, cuenta el secuestro de una chica.
Cruzar la realidad
Al fin, la editora va viendo muchos puntos en común entre la obra que ha recibido y lo que es su propia vida (incluso en una de las escenas se llegan a cruzar la realidad y la ficción, entendiendo por realidad lo que no deja de ser ficción como novela que es), siempre en esa pedagogía de Rafael Reig de que todas las cosas son a la vez sueños, pesadillas y realidades.
Así, los personajes que construye viven en un parapeto psicológico donde el pasado, el presente y el futuro son única y exclusivamente reflejos en el suelo sucio de un día de lluvia, como si la materia de la que está hecha la vida fuera el error y el terror.
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