La Habana
Castro reaparece en público tras reprimir a la oposición
Mientras en las calles de La Habana, de Banes y de tantas otras ciudades todavía no se han apagado los ecos de la brutal represión castrista contra decenas de disidentes, ayer, el «comandante» Fidel volvió a demostrar que él vive en otro mundo.
La realidad y la percepción que el «comandante» tiene de la misma son cosas completamente distintas. El octogenario dictador convocó una sesión especial de la Asamblea Nacional, que sólo se reúne en sesión ordinaria dos veces al año, exclusivamente para leer un «mensaje» de doce minutos. En él expresó su «profunda» esperanza de persuadir a Obama para evitar una guerra nuclear entre Estados Unidos e Irán. Y eso fue todo. Una Cuba hambrienta y en bancarrota, volvió ayer, aunque sólo fuera en su mente, al eje de la política internacional.
Castro, entre sus divagaciones, resaltó que la decisión de iniciar una guerra con Irán está en manos del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y señaló que «simultáneamente la conflagración estallaría en el cercano y el lejano Oriente y en toda Eurasia», según informa la agencia Efe.
Al terminar la lectura de su mensaje, el ex mandatario inició un intercambio con los diputados desde un sillón ubicado junto al del presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón. Castro no había asistido a ninguna reunión de la Asamblea desde el año 2006, cuando enfermó y delegó la presidencia del Gobierno en su hermano Raúl, quien asumió oficialmente el cargo en febrero de 2008.
Pero lo que ocurría dentro de la sede parlamentaria no era la principal preocupación de los cubanos en la calle, más pendientes de la liberación de los activistas detenidos entre el 2 y el 5 de este mes en las provincias del Oriente de la isla y en La Habana. Una relativa tranquilidad ha vuelto a Cuba, por lo menos hasta que se desate de nuevo la represión. Todos, aunque golpeados y humillados, han sido puestos en libertad salvo Omar Estévez –que sigue hospitalizado por una cardiopatía–, según informó a LA RAZÓN el bloguero Luis Felipe Rojas.
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