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Cómo se crea hoy un mito

La cultura es un negocio. EE UU lo ha comprendido. Es el país líder de la industria del entretenimiento en todo el planeta. Este ensayo explica las razones y también cómo se crea un fenómeno de masas en el mundo del cine, la televisión y la música.

CULTURA POP: La televisiva «Mujeres desesperadas» ejemplo de la llamada «cultura mainstream»
CULTURA POP: La televisiva «Mujeres desesperadas» ejemplo de la llamada «cultura mainstream»larazon

Nadie pone en duda que EE UU es el líder de la industria del entretenimiento. Las razones de este predominio en la producción de blockbusters, hits musicales y best sellers lo explica Frédéric Martel en «Cultura mainstream». Es decir, cultura para el gran público.Este entretenido ensayo bimedia es la versión para el gran público de una investigación que Martel llevó a cabo a partir de 1.250 entrevistas y cuyos datos estadísticos y notas pueden consultarse en la web del autor. Entre las muchas razones del éxito de esta cultura, destaca cinco: el fomento de la investigación en las universidades, una financiación pública descentralizada, la contracultura como base experimental de nuevas propuestas, la diversidad étnica y cultural y la confianza en los artistas singulares y vanguardistas. En cualquier ámbito que se investigue puede verse la importancia que los norteamericanos conceden a la creatividad y la audacia, tanto en las universidades como en las actividades sin afán de lucro, que acabará por renovar las propuestas de las «majors» que dominan la «cultura mainstream» en todos los campos: cine, música, videojuego..., y también en la alta cultura.
Aunque el accionariado de estos conglomerados multimedia esté en manos extranjeras, ya sea Japón, India, Hong Kong o Europa, su influencia sobre los contenidos es nula. La música que editan es anglófona y las películas que producen son netamente americanas: global big event movies.

Martel lo llama «capitalismo hip»: un nuevo capitalismo avanzado global, por lo que ya no cabe hablar de «industrias culturales», sino de industrias de contenidos o creativas. Su singularidad –escribe Martel– es que no son como los viejos estudios de la edad de oro de Hollywood, sino un sistema descentralizado de redes de producciones constituidas por centenares de miles de pymes emergentes que no compiten entre sí. Unidades especializadas independientes que acaban convirtiéndose en «majors», y «majors» que son dirigidas por independientes y que se han convertido en «mainstream».

Contrariamente a lo que pueda pensarse, es muy difícil hacer entretenimiento «mainstream». Para que estos contenidos circulen por todo el mundo y se adapten a todos los soportes se ha necesitado cambiar el sistema de copyright europeo por el IP (Intellectual Property) norteamericano, mediante el dispositivo «work for hire». Es el contrato por una obra en la que cuantos participan ceden el copyright al estudio. Martel lo llama «diversidad estandarizada» y es un modelo exportable a cualquier país. 

El fenómeno «indie»

Un asunto que lleva de cabeza a los intelectuales europeos es el papel que juega la contracultura «indie» en el corazón del «Big Hollywood». Cada estudio o «major» tiene su «indie studio», unidades especializadas que producen cine de autor para un público especializado. Algunos de ellos los utilizan para lavar su imagen excesivamente «mainstream», ganar premios en festivales o el Oscar. Otros, como Disney, realizar películas para adultos sin dañar su imagen familiar. Las «minimajors» permiten asumir mayores riesgos, contratar a estrellas a menor precio y fidelizar al público antihollywood con una marca de prestigio artístico, ya que coproducen con directores «arty» como Almodóvar o Jarmusch.

«En Hollywood –concluye Martel– la independencia es una categoría estética, no dice nada de la índole financiera del filme». «Cultura mainstream» es un ensayo imprescindible para conocer cómo nacen los fenómenos de masas y por dónde van a ir los tiros en la era de internet. Una frase del crítico Serge Daney sobre el concepto «mainstream» puede ser el mejor colofón del libro: «Los malos cineastas –y es triste para ellos– no tienen ideas. Los buenos cineastas –y ésta es su limitación– suelen tener demasiadas. Los grandes cineastas –sobre todo los inventores– solamente tienen una.»

 

Sobre el autor 
Sociólogo y periodista francés autor del estudio «De la culture en Amérique» y de «Le rose et le noir: les homosexuales en france despuis 1968»
Ideal para...
Sumergirse en el curioso mundo de cómo se produce la cultura de entretenimiento en Estados Unidos y cómo se venden en todo el mundo sus mitos y estrellas
Un defecto
Algunos capítulos que se aproximan a los intentos de algunos países emergentes para competir con la fábrica de sueños de Hollywood
Una virtud
La cantidad de información que contiene el ensayo sobre el proceso cultural del entretenimiento masivo en plena era de internet y de la globalización actual
Puntuación
9

«Cultura Mainstream»
Frédéric Martel
Taurus
464 páginas. 21 euros.

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