Siempre Messi

El juego del Barcelona es, a ratos, empalagoso. Domina, posee el balón y el fútbol se desarrolla en campo adversario. Mientras no acelera, cuando se conforma con el pasecito corto y al pie, su ataque no halla fácilmente el gol. Con parsimonia, pases horizontales y hacia atrás, para mantener la posesión, permite al contrario parapetarse y formar férrea barrera.
La gran virtud barcelonista está en el hecho de que acaba encontrando el gol. Cuando lo hace la jugada es de fantasía. El tanto de Pedro fue en jugada ingeniosa.
Lo mejor de la primera parte, con el partido encarrilado, no fue el tanto, ni el dominio, ni siquiera la sensación de superioridad. Lo excepcional fue la jugada de Messi. Siempre se le espera. Apareció y aunque su jugada no acabó en tanto, los segundos en que tuvo la pelota en los pies, burló a dos contrarios en medio metro y se coló por el borde de la línea de fondo fueron fantasía. En este tipo de acciones se compensa el tiempo en que todo es previsible. Messi inventa, improvisa y siempre de manera inesperada porque no parece creíble que intente jugadas inverosímiles. Después, marcó en la jugada de la noche y el Barça remachó el triunfo.
El Valencia tuvo menos problemas para ganar y lo hizo por goleada.