Alfredo Pérez Rubalcaba

Y en el adiós ya estaba la bienvenida

El Congreso se despide n Bono desea que los «últimos sean los primeros». Tardá aprovecha para aupar a Otegi y Zapatero desea lo mejor para España

Zapatero dice adiós el Congreso con buenos deseos para el futuro de España
Zapatero dice adiós el Congreso con buenos deseos para el futuro de Españalarazon

MADRID.- Ayer sí tocaba. El adiós, la morriña, las despedidas, la emoción contenida y alguna «boutade». Última sesión de la IX Legislatura. Unos que se van y no volverán; otros, que marchan y ya están volviendo. Escenas de ternura en la Legislatura del sufrimiento, la crisis, el paro, los recortes y el esfuerzo. Es la cara amable de la política. Se zarandean con el verbo, se gritan, se insultan, y cuando se apagan los focos de la escena... se echan de menos. El Congreso echó ayer el cierrre con una sesión en la que se sucedieron los buenos deseos y los agradecimientos. Buena parte de los diputados desfiló por el escaño de Zapatero. Y esta vez no era para rendir ninguna pleitesía. El presidente está de salida en el Gobierno y ya no manda en el partido. Así que las afectuosas escenas no eran más que para desearle un exitoso regreso a la vida civil.
La nota de color no podía venir más que del presidente de la Cámara, José Bono, que tuvo palabras para todos los portavoces, incluso para los nacionalistas,a pesar de sus discrepancias ideológicas. También para el peneuvista Erkoreka al que un día llamó «cabestro» y por el que ahora clama su afecto; para Duran, al que considera la cara amable del nacionalismo. Especialmente afectuoso fue con Zapatero: «Gracias presidente por lo que hayas sufrido y no se haya reconocido; por los que no te las han dado y por lo que hayas hecho por España». No estaba Rajoy, pero Bono quiso, a pesar de ausencia, agradecerle su «línea de acceso cordial» mientras que a su portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría le felicitó «por lo que quiere y espera ser», «madre», añadió tras un calculado silencio que despertó risas en el Hemiciclo. Dejó para el final al grupo socialista y, apelando a su inclinación cristiana, les dijo: «Los últimos pueden ser los primeros». Genio y figura.
Antes de la intervención final de Bono, desde la tribuna se sucedieron las despedidas y algunas reivindicaciones, como la que protagonizó el diputado de ERC Joan Tardá, que aprovechó para pedir el derecho a la autodeterminación y la libertad de Arnaldo Otegi. Increíble, pero cierto.
Ya cuando el timbre llamaba a votar, los diputados de las minorías de izquierdas mostraron desde sus escaños carteles con la palabra «referéndum» y «volem decidir», en alusión a su intento frustrado de conseguir las firmas necesarias para que la reforma de la Constitución pase por las urnas.
 También quiso despedirse desde la tribuna Elena Salgado, que dio las gracias a todos aquellos que han sido capaces de levantar la vista y apoyar planteamientos difíciles, pero muy necesarios en crisis. El peneuvista Azpiazu le deseó a ella un futuro menos «turbulento y estresante» que el que le ha tocado vivir con la crisis. ¿Y Zapatero? A la salida, formuló un solo deseo: «Que las cosas vayan bien para España y para los que más dificultades tienen».
Los del PP también cruzaron abrazos y despedidas con todos, pero en su adiós, que diría Mario Benedetti, se podía leer ya la bienvenida. La mayoría sabe que vuelve al Parlamento.


Lista de consenso en el PSM
Hubo fumata blanca. Lista de consenso, pero con algún trágala y algún sacrificado. El Comité Regional del PSM aprobó ayer la candidatura que acompañará a Alfredo Pérez Rubalcaba en Madrid el 20-N. Y lo hizo tras alcanzar un acuerdo con la dirección federal. Al final, estará representada Izquierda Socialista con Juan Antonio Barrio de Penados, como quería Tomás Gómez, y estará también Delia Blanco, además de Rafael Simancas. A cambio, la federación madrileña ha tenido que transigir con la inclusión en puestos de salida del jefe de gabinete de Zapatero, José Enrique Serrano, de la que fuera concejal del Ayuntamiento de Madrid, Ángeles Álvarez, y del diputado Antonio Hernando. Los dos últimos combatieron con intensidad para que Gómez perdiera las primarias frente a Trinidad Jiménez. El gran sacrificado para la dirección federal es el diputado Pedro Sánchez y hombre de confianza de José Blanco, relegado al número 14, informa E. L. P.