China
Liuhecun el pueblo más católico de China
Liuhecun, con apenas 7.000 habitantes, es el pueblo más católico de China. Profesa esta fe el 90 por ciento de sus habitantes, y lo hace con entusiasmo. El pueblo está a una hora de coche desde Taiyuan, la capital de la región de Shanxi, una zona bastante pobre.
No es fácil llegar a él, pero ya en los campos que le rodean aparecen pequeñas iglesitas católicas aquí y allí, una visión insólita en China después de la concienzuda destrucción de templos durante la Revolución Cultural. Lo primero que uno se encuentra a la entrada de Liuhecun son tres estatuas de santos de indudable romanidad: San Pedro con las Llaves del Reino, San Pablo y San Simón. La parroquia es una gran iglesia que imita el románico, flanqueada por unas palmeras de plástico amarillo y con banderines de alegres colores. Los banderines también están dentro del templo, en el que caben 3.000 personas y que se abarrota cada domingo. En la fachada de la iglesia, dos altavoces a plena potencia transmiten a todo el pueblo la recitación del Rosario que salmodian numerosos fieles durante la media hora anterior a la misa.
El profesor Anthony E. Clark, un orientalista de la universidad de Whitworth (Washington) que está escribiendo un libro sobre mártires en China, hace un análisis sencillo: «Liuhecun es el mayor pueblo católico de China porque ha desarrollado estrategias para tener varios hijos, que luego son criados en hogares católicos devotos», escribe en su informe en «Ignatius Insight». Todos se apoyan para pagar solidariamente las multas por tener más de un hijo, y un enjambre de niños pulula por los bancos de la iglesia en misa. La mayoría de las familias rezan el Rosario cada día y tienen imágenes del Inmaculado Corazón de María. El pueblo dice que la Virgen se apareció varias veces en el verano de 1900, sobre el campanario, con ropas blancas al viento, protegiéndolos de la sangrienta Rebelión Boxer. Años después, el integrismo maoísta de la Revolución Cultural cerró la iglesia, pero los fieles pasaron a celebrar la misa en una lona en el campo. Un anciano de 90 años explica al profesor Clark como apalizaron a su tío franciscano hasta matarlo, pero el pueblo se mantuvo siempre fiel.
Y en Zan Jia Cun, lluvia de vocaciones
Aunque Liuhecun exporta curas y seminaristas por el país, palidece en comparación con el pueblecito de Zan Jia Cun: 660 habitantes, 400 son católicos, y sin embargo de él han salido 7 curas, 1 diácono, 3 religiosas y 3 seminaristas. Su secreto, según el párroco: «Aquí las familias rezan juntas todos los días».
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