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El Barça sin piedad

Quien domina la zona, domina el partido. Con esa máxima venció el Barça al Unicaja, para llegar a las semifinales de la ACB por la vía rápida, sin necesidad de tener que recurrir a un tercer partido a vida o muerte.

La Razón
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El Regal Barcelona anotó más puntos en la pintura y cogió más rebotes que su rival, incapaz de hacer nada positivo en los diez minutos iniciales. En realidad, el duelo tomó el color azulgrana en apenas unos segundos, casi al final del nefasto primer cuarto de los malagueños. Estaba siendo un comienzo de partido también discreto para el Barça. Navarro, el factor determinante en el primer acto de la serie, el pasado viernes, falló tres ataques seguidos y el marcador se mantenía ajustado (6-8, min 7). En un suspiro todo cambió. Ingles anotó de dos y le hicieron personal. Falló el tiro libre, pero el rebote lo cogió Morris que logró dos puntos más, a los que poco después sumaría un triple. Fue un parcial de 7-0 en menos de un minuto, que se fue hasta el 9-0 antes del descanso para que el marcador reflejara un sonrojante 6-17. Sonrojante para Unicaja, que apenas fue capaz de anotar dos canastas de dos y dos tiros libres. Demasiado poco.

El conjunto de Jesús Mateo fue con la lengua fuera el resto del encuentro y nunca llegó a inquietar realmente a su rival. Los empujones de Berni o Freeland tenían respuesta rápida. Los hombres altos del Barça anotaban sin oposición, canastas fáciles y porcentajes de tiro escandalosos (5 de 5 Ndong, 4 de 6 Perovic, 3 de 4 Fran Vázquez). A ello se unían las penetraciones de Grimau o los triples de Lorbek, que hacían que las distancias fueran creciendo hasta establecerse en los 20 puntos mediado el tercer cuarto (31-51, min 57). Por si había dudas. El choque entró entonces en un intercambio de canastas que tenía como único objetivo que los minutos pasaran rápido. El último cuarto se jugó porque es obligatorio, ya con Unicaja semihundido. La distancia terminó por encima de los 30 puntos (52-84). Pese a la diferencia en el marcador, hubo tiempo para un amago de pelea entre el casi siempre caliente Anderson y Carlos Jiménez, que se encararon tras una zancadilla del primero. Garbajosa tuvo que poner orden. Cogió del cuello al estadounidense del Barça y Xavi Pascual lo mandó al banquillo para que se tranquilizara. Una anécdota dentro de un partido que terminó rápido.