Novela

Abrazo y puñalada

La Razón
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Cien por cien cuaresmal e incuestionablemente sevillana la escena de Monteseirín y Viera abrazándose como los personajes del último bodrio de Almodóvar… y apuñalándose a-la-misma-vez las respectivas espaldas. Tal que dos capillitas resabiados en un cabildo de salida o dos hermanos mayores rezumando odio filipino a la entrada del pregón. Lugarteniente de uno, el responsable de Mercasevilla extorsiona dizque por cuenta de un mariscal de campo del otro, baranda de nosequé de la Junta. Chivatazo, denuncias, querellas cruzadas. El espectáculo de siempre entre las dos facciones del PSOE sevillano, que renunciarían encantados a un ojo si el rival quedase ciego. Enfeudados en la inexpugnable agrupación de la Macarena, los hombres del alcalde protagonizan innumerables episodios de corrupción: desde las juzgadas facturas falsas hasta Unidad, pasando por los contratos de Evaristo Troya y ahora la mangancia de Mellet, El Álamo del sector crítico parece albergar una oficina de asuntos oscuros. Son sucesos que, al repetirse con sospechosa asiduidad, apartan al analista imparcial de la teoría de la oveja negra para acercarlo a la del cesto de manzanas podridas por contagio. Y trasladan el pensamiento obsesivamente a cierta frase escuchada por este periodista a un político: «De alguna manera hay que pagar las campañas electorales». Pero que conste que no era socialista.