Europa

Bruselas

África contra la fuga de cerebros

«Está muy bien que se lleven a nuestros médicos, pero envíen a algún europeo», pidió el presidente de Senegal.

Muchos científicos africanos han emigrado a Europa
Muchos científicos africanos han emigrado a Europalarazon

MADRID-No toda ayuda es siempre bien recibida. Sobre todo cuando la mano que se tiende echa más leña al fuego de los problemas que procura apagar. Éste es el caso de la tarjeta azul, uno de los primeros pasos de la UE para construir una política migratoria común. Este permiso, que aprobaron los Veintisiete en mayo, atraerá a inmigrantes formados a la UE, dando una oportunidad a personas con muchas puertas cerradas en sus países y que, en algunas ocasiones, son también los que llenan las embarcaciones camino de Italia o Canarias.La cara amable de EuropaLa tarjeta azul se aprobó con la idea de ofrecer la cara amable y constructiva de la Unión, blindada tras sus fronteras con medidas como la Directiva de Retorno, bajo la cual se puede encerrar hasta 18 meses a una persona por una sanción administrativa. Sin embargo, ha despertado las críticas de las ONG y líderes africanos por la fuga de cerebros que provoca.«Nos parece muy bien que se lleven a nuestros ingenieros o médicos, pero envíennos a otros europeos a cambio», señaló con sarcasmo el presidente de Senegal, AbdoulayeWade, hace un par de semanas en su visita a Bruselas. «Nos roban a personas en las que hemos invertido mucho», indicó en la rueda de prensa frente al comisario de transportes Antonio Tajani, «y deberíamos todos reflexionar sobre esto», añadió.Según la Red Africana de Academia de las Ciencias (NASAC, en inglés), un tercio de los científicos africanos trabajan en países desarrollados. Esta fuga de cerebros está impulsada no sólo por la tarjeta azul, sino sobre todo por el permiso verde estadounidense, que fue la referencia para la propuesta europea. Por esta razón, la NASAC mandó una carta a la reunión del G8 de la pasada semana en la que indicaba que el desarrollo económico «sólo llegará si África educa y retiene a una masa de científicos punteros, con el conocimiento y la experiencia suficientes para tratar los problemas clave en el campo científico, tecnológico y económico». La organización, que facilita contactos entre la diáspora africana y los investigadores que permanecen en el continente, recordó a los países ricos que «pueden ayudar [a la fuga de cerebros] financiando las mejoras en las infraestructuras africanas».Las críticas a la tarjeta azul no sólo han llegado desde el lado de los inmigrantes, sino también desde las empresas y la propia UE. Algunos nuevos Estados miembros reprocharon que los trabajadores de estos otros países tendrán ventajas frente a ellos, ya que todavía sufren restricciones en algunos mercados laborales como el alemán. Por su parte, los liberales y los verdes rechazaron darle su apoyo, porque consideran que es un texto al que le falta ambición y está lleno de restricciones.