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«Ahora cualquiera aluniza La crisis también se nota»
MADRID- «Para esto hay que valer. Como en todo. A mí me dicen que me pagan 70.000 euros al mes por limpiar alcantarillas y digo que no. Para eso, también hay que valer». Rober, nombre ficticio, conoce muy bien el mundo de los alunizajes. Tiene poco más de veinte años y lleva en lo suyo desde hace seis. Un récord sin pisar el «cole» en su negocio porque, aunque ha dormido en varios calabozos, este madrileño nunca ha pagado sus hazañas dentro de un centro penitenciario. «Antes de entrar, lo dejo», afirma tajante.–¿Cómo se empieza en este mundo?–Que cómo, no sé. Yo empecé robando motos, scooters. Luego pasé a los coches. Puedo coger cualquiera, da igual lo que digan los fabricantes o lo que inventen, me puedo llevar todos.–¿Cuántos años tenías?–16 o 17. Y entonces corre la voz. La gente te empieza a conocer, escucha que trabajas bien y te piden encargos. Yo respondía bien y me ofrecieron más cosas, depende de lo que se te dé bien. Yo soy bueno con los coches, y el más rápido de fuga.–¿De fuga?–Sí, si te pillan los chapas (policías) y tienes que correr. Una fuga.–¿Y has vivido muchas?–Muchas, muchas… bastantes, nunca me han cogido. No me pueden coger.–¿Cómo que no pueden?–Con los Picasso, es imposible. (Se refiere a los coches patrulla de la Policía Nacional que son Xsara Picasso).–¿Y los helicópteros?–Hay sitios donde no les está permitido volar.–¿Y los controles?–Me los llevo por delante si hace falta. Ten en cuenta, que muchos sacan la «quince más una» (la pistola de los policías que tiene quince proyectiles y uno en la recámara) en ese momento. Te estás jugando el tipo.–¿Vas armado?–Depende del trabajo. Por la noche casi nunca. No suele hacer falta. A luz del día la cosa cambia, son más factores. Además, los seguratas sí la llevan, y sí la sacan. –¿Los policías no sacan armas?–Sí, sí también, pero tienen miedo. Los chapas vienen siempre «chivaos». (Con las sirenas y las luces) Sabes que están ahí. Sólo tienes que huir y no te pueden coger. –¿La Policía tiene miedo?–Alguna vez nos han visto y han pasado de largo para avisar a sus compañeros, siempre, siempre vienen «chivaos». Tienen miedo.–¿Crees que tiene que ver con su juventud e inexperiencia?–No lo sé. Pero cuando vas esposado se les quita el miedo.–¿A qué te refieres?–Pues eso, que ya no tienen miedo. Se crecen.–¿Te ha pegado alguna vez un policía?–Ja. Pues claro.–¿Lo has denunciado?–Ja. No. Si es que no funciona así. Un policía puede hacer lo mismo que yo, pero con el colchón de la placa. A mí me han interrogado durante cuatro horas y sólo ha habido cámaras una hora y pico, lo que marca la ley, estás esposado a una mesa anclada al suelo. Pueden hacer lo que quieran contigo y decir que te has resistido. Es una pérdida de tiempo hablar de esto.–¿Cuál fue tu primer golpe?–Una gasolinera. Son fáciles y hay dinero. Además, tienes toda la carretera para correr. –¿Trabajas siempre con la misma gente?–Yo sí. Cada uno lo hace como quiere. Yo prefiero conocer a la gente con la que trabajo.–¿Y cuánto sois?Va por rachas y dependiendo de cada curro.–¿Para un alunizaje?Depende de lo que vayas a hacer. Normalmente son tres coches. Cada uno tiene su papel y vale para una cosa. Yo me quedo en el coche, otro lo estampa. No es fácil romper un cristal. A veces les ponemos cubos delante para que no se estropeen. Otro da la cara, alguien tiene que llevarse el material o la caja. Es complicado.–¿Y luego todo a partes iguales?–Claro, claro. Mi trabajo es tan importante como el del que da la cara. Una vez querían que me apuntase a un tema, eran tres y yo no me llevaba la cuarta parte. Les dije que no. –¿Hay mucha competencia?– Sí ahora la cosa está peor. Cualquiera aluniza, se ha metido mucha gente en esto. La crisis, como no, también se nota y mucho en este gremio.–¿Cómo preparáis los golpes?–Pues no sé, a veces llega uno que le han contado que hay tanto dinero en no sé donde. Son chivatazos, otras se te ocurre. Luego se prepara. Haces el camino varias veces. Muchas si hace falta. Piensas en lo que puede ocurrir, en qué hacer si algo falla… –¿Y el día D, qué haces justo antes de un golpe?–Nada en concreto, depende. Pero hay que estar concentrado. –¿Ponéis música en el coche, decís algo, tenéis algún ritual?–De música nada. Se corta. Estás muy concentrado. Hay quien se pone siempre los mismos guantes porque dice que le dan suerte, no sé. Yo no.–Y cómo pasa el tiempo cuando tus compañeros se bajan y esperas a que salgan.–Los primeros segundos son los peores. Yo calculo tres minutos. Todo se hace en menos de ese tiempo. Estás controlando.–¿Os comunicáis de alguna forma?–No nada, una vez que ha empezado, no hay marcha atrás.–Y cuándo suben y os vais con toda esa adrenalina, ¿qué ambiente hay dentro del coche?–Hay silencio, si vas de fuga todo el mundo controla y te indican, si no, disimulas.–¿Luego cambiáis de coche?–Sí, dejamos uno y cogemos otro y cada unos por su lado. Como mucho nos podemos fumar un porrito antes de irnos.–¿Hay mujeres en este negocio?–No, la verdad es que no. –¿Por qué?–No sé, no digo que no haya buenas, no sé da. Será una cuestión de fuerza.–¿Conocías a los aluniceros del Volvo rojo, los de Ibercaja y Loewe?–A Alguno, no han cogido a todos. –¿No?–No, conozco a uno que hizo Loewe y el BBVA de Las Tablas y está fuera.–¿Por qué os gustan Las Tablas?–Es pura carretera. Las calles parecen la M-30. Mira, en Madrid, la M-45, M-30 y M-40 son oro puro. Puedes entrar dejar un coche en un sitio, y estar en otro lado rapidísimo. En otras ciudades, eso no pasa.
«Antes salía cada noche»Rober tiene cara de niño y no aparenta siquiera la edad que tiene. No se considera alunicero. Él asegura que sale a trabajar como cualquiera. La diferencia es que lo suyo va desde estampar un coche, robarlo, o lo que surja. Dice que hace dos años, «salía» todas las noches. Fue el gran momento, el agosto de los «cholos». Ganó y gastó dinero a mansalva. De hecho, debe ser de los pocos veinteañeros que tiene piso y coche de lujo en propiedad. Se gana dinero rápido y fácil pero a cambio hay que acostumbrarse a vivir al margen de la ley desde los 16 años.
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