Huelva
Ahora resulta que la culpa la tiene el cerdo por José Antonio VERA
En la OMS hay mucho ejecutivo dado a alarmar más de lo necesario. Por eso hacen bien nuestras autoridades en insistir en que no hay problema en consumir cerdo cocinado o en salazón.
Parecen inevitables las crisis alimentarias en la sociedad actual. Cada año padecemos un par de alarmas derivadas de la alimentación con incidencia en la salud. Cuando no es el aceite de colza son las vacas locas o los conejos con mixomatosis o los pollos con dioxinas o el vendaval de virus de la gripe que nos asedia y nos coloca cada equis tiempo al borde del ataque de nervios. En una sociedad global las noticias vuelan y las epidemias se propagan a la velocidad del rayo. Cuando te vienes a dar cuenta la gripe porcina ha emigrado de América a Europa y de aquí a Asia y al resto del mundo. Inevitable con unos medios de transporte como los actuales y los niveles de movilidad de las sociedades modernas. También parecen imposibles de evitar las medidas adoptadas como consecuencia del miedo. En esas estamos ahora con los cerdos. Los egipcios decretan la persecución de los gorrinos y los rusos se ceban con el cerdo español, acusado de sospechoso de contagiar la gripe A. La OMS da pábulo a estas medidas asegurando que puede haber virus vivos en cerdos muertos. No importa que otros expertos digan que los virus sólo se contagian por vía aérea o por contacto entre personas. Cuando se quiere aparentar que se es eficaz es mejor tomar decisiones radicales, estén o no motivadas por razones de peso.El marrano ha sido tradicionalmente un animal maldito para algunas culturas. Mahoma lo prohibió hace 1.400 años y desde entonces el mundo islámico lo detesta por impuro. Es cierto que es bastante puerco, la verdad. Come de todo y engorda sin parar, pero atribuirle al lechón los males del planeta es injusto, amén de exagerado. En realidad la calidad de la carne del cerdo depende mucho del tipo de vida que llevó, la comida que ingirió, los piensos que le pusieron y las hormonas y medicamentos que le dieron. Hay hoy mucho cerdo de mala calidad igual que hay vacas y pollos malcriados con alimentos deficientes. Pero el auténtico cerdo ibérico español, alimentado en libertad en encinares con granos y bellotas, es tan recomendable como el mejor pescado o ave de corral. Es cierto que la carne de cerdo crea colesterol malo, o mejor dicho, su grasa. Pero especialmente si se trata de puercos mal nutridos y sometidos a tratamientos de engorde artificial.Dicen sus detractores que los lechones favorecen los procesos tumorales malignos, pero no hay razón para pensar que en mayor medida que cualquier otra carne tratada con hormonas o artificios. Cuentan también que el virus de la gripe se almacena en sus pulmones, y que de ahí se transmite a sus derivados cárnicos. La realidad es que el virus de la gripe soporta mal el calor y que sería imposible que sobreviviera a cocciones o frituras que llegan a alcanzar cientos de grados. Tampoco a las salazones. Es cierto que si te comes crudo un cerdo enfermo te puede transmitir su enfermedad o sus virus. También si es una vaca o un pollo. Extender el pánico con historias no es nada responsable. Decir una cosa y luego otra distinta, tampoco. En la OMS hay mucho ejecutivo dado alarmar más de lo necesario. Por eso hacen bien nuestras autoridades en insistir en que no hay peligro en consumir cerdo cocinado o en salazón. Aunque es verdad que, como cualquier otra carne o grasa, debe ser ingerida con moderación y responsabilidad, sabiendo desde luego que es mejor un cerdo de raza ibérica que otro de tipo blanco engordado a toda prisa con piensos de deficiente calidad. Y que no es lo mismo comer con moderación jamón de pata negra criado en los campos de Huelva o Salamanca, que otro de importación procedente de China o Rusia. Con todo es bueno insistir en que, desde el punto de vista de la salud, el cerdo y las demás carnes deben ser muy medidas en la alimentación. Su abuso es siempre pernicioso, favorece el aumento del colesterol, la hipertensión y en general las enfermedades cardiovasculares. Ingerido responsablemente y con moderación no presenta problema alguno. Conozco a decenas de nonagenarios que comieron carne de cerdo toda la vida, y ahí los tienes, con un aspecto maravilloso pese a sus muchos años.Luego huyamos de las leyendas y también de las alarmas injustificadas.
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