Castilla-La Mancha

Aído se salta el debate científico y niega la humanidad del feto

«Un feto de 13 semanas es un ser vivo, pero no podemos hablar de un ser humano», sentenció sin reparos la ministra.

Aído se salta el debate científico y niega la humanidad del feto
Aído se salta el debate científico y niega la humanidad del fetolarazon

Si el anteproyecto de la Ley del Aborto no había levantado ya suficientes ampollas en asociaciones familiares, colectivos médicos y ciudadanía en general, Bibiana Aído se encargó ayer de echar más leña a la controversia al afirmar, en referencia a un feto de 13 semanas, «que es un ser vivo, pero no podemos hablar de un ser humano, porque eso no tiene ninguna base científica». Posteriormente, la ministra de Igualdad quiso puntualizar sus declaraciones, realizadas durante una entrevista en la Cadena Ser. Sin embargo, su mensaje se mantuvo en esencia inamovible. «Me baso en el manifiesto que han elaborado los científicos: no hay evidencia ni para decir que es un ser humano ni para no decirlo», informa Ep.

 

«Vergonzoso», «incompetente», «sectario» o «brutal» fueron algunos de los calificativos dedicados a Aído. «Si un feto de 13 semanas no es un ser humano, ¿a qué especie pertenece?», se preguntaba ayer César Nombela, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense. «Todas sus células corresponden a la especie "homo sapiens sapiens". Es un ser humano que la Constitución Española y el Tribunal Constitucional, en sentencia de 1985, dicen que hay que protegerlo», añadió.

 

Prueba de «sectarismo»

 

En términos similares se pronunció la doctora Gádor Joya, portavoz de Derecho a vivir, que habló de «la mayor aberración científica que recuerdo». Por su parte, Benigno Blanco, presidente del Foro de la Familia, pidió la dimisión de Aído. Sus declaraciones «suponen un desconocimiento de la biología y del derecho», añadió Blanco. «Son la demostración de cómo el sectarismo puede obviar cuestiones científicas», afirmó Eduardo Hertfelder, presidente del Instituto de Política Familiar.

 

Mientras, desde el PSOE se lanzan mensajes contradictorios en torno a la nueva ley. El presidente del Gobierno defendió ayer uno de sus puntos más polémicos: que una menor pueda abortar sin autorización paterna. «La decisión es de ellas porque la responsabilidad del hijo y del embarazo es suya. No hagamos ninguna interferencia cuando la decisión, libre e íntima, es de la mujer», afirmó ayer Rodríguez Zapatero, informa Fax Press.

 

Por el contrario, el ministro de Fomento, José Blanco, además de declararse católico, no descartó una futura «matización» en este punto. «A mí no me gustaría que mi hija tuviera que interrumpir su embarazo y que no lo consultara conmigo», dijo en Antena 3. Palabras que coinciden con las del presidente de Castilla-La Mancha, el socialista José María Barreda, y el ex presidente de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

ANÁLISIS: La Constitución defiende la protección del feto como una «vida independiente»

 

- ¿Qué dice la Constitución sobre la protección de la vida?

 

–El Tribunal Constitucional falló en 1985 que el nasciturus, es decir, el ser humano desde que es concebido hasta su nacimiento, es «una vida independiente» y ha de estar protegido. El Tribunal cree que el aborto sólo ha de ser admitido de manera excepcional. Ésta es una de las razones por las cuales el PP intentará parar la nueva Ley del Aborto en el Constitucional.

 

- ¿Qué implicaciones legales tiene el texto?

 

–Julio Banacloche, catedrático de Derecho Procesal de la Universidad Complutense, expuso ante la subcomisión del Congreso que estudiaba la reforma que «el nasciturus es una vida humana, independiente de la de su madre». Además, ante cualquier conflicto de valores jurídicos, «no sería constitucional un sistema que desprotegiera totalmente a la madre o al feto».

 

- ¿Existe más legislación?

 

– La sentencia fue ratificada en dos ocasiones por el Tribunal Constitucional, en 1996 y 1999, en relación a aspectos de la Ley de Reproducción Asistida y la Ley de Investigación Biomédica. Los magistrados diferenciaban a los embriones de los nasciturus, y concluían que no tenían los mismos derechos.