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Alberto Fujimori: del poder absoluto a la cárcel

El ex presidente Alberto Fujimori, que hoy fue condenado a 25 años de prisión por violaciones de los derechos humanos, ha sido un fenómeno político que saltó anonimato a la jefatura del Estado peruano, en la permaneció una década. Conocido como el "Chino"a pesar de su origen japonés, Fujimori hizo hoy de nuevo historia, tras de irrumpir como un candidato "anti-sistema"en 1990, dar un golpe de Estado en 1992, sumar tres elecciones presidenciales y presentar su renuncia desde Japón. Su intensa vida política comenzó con una sorprendente carrera electoral, en la que destronó al escritor Mario Vargas Llosa como favorito del electorado al presentarse como un hijo de inmigrantes japoneses, parte de la población olvidada por los políticos tradicionales. Una vez en el poder, este ingeniero agrónomo nacido en 1938 impuso un estilo de gobierno personalista rayano en lo autoritario, con drásticas medidas para impulsar la reinserción financiera del país y acabar con el terrorismo. Tuvo éxito en ambas tareas, primero con un "shock"económico que superó en dureza al propuesto por Vargas Llosa y que el propio Fujimori había conseguido desacreditar durante la campaña. Para combatir al terrorismo ordenó un cambio en la estrategia de las Fuerzas Armadas, la reinserción social de comunidades alejadas y el fortalecimiento de la presencia del Estado. Esto se vio recompensado con las capturas, en 1992, de los líderes de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, y del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), Víctor Polay. Pero según la sentencia, también autorizó una estrategia oculta de eliminación de presuntos subversivos, a cargo del grupo militar encubierto Colina. Este escuadrón de la muerte asesinó en 1991 a 15 personas en la antigua zona limeña de Barrios Altos, y en 1992 secuestró y ejecutó a nueve alumnos y a un profesor de la universidad limeña de La Cantuta. Para todo esto, contó con la asesoría de Vladimiro Montesinos, otro personaje que hoy pasa sus días en prisión tras haber sido considerado el "poder tras el trono"del régimen de Fujimori. Sus detractores lo consideran un dictador desde 1992, cuando ordenó la disolución del Congreso y la Judicatura y asumió poderes absolutos con apoyo de las Fuerzas Armadas. Pocos meses después, la presión internacional lo llevó a convocar a un Congreso Constituyente que elaboró una nueva Constitución, que al año siguiente le otorgó el derecho a presentarse para la reelección. Fortalecido con esto, Fujimori intensificó un estilo que lo llevó incluso a enfrentarse con su esposa, Susana Higuchi, quien luego lo denunció por maltratos psicológicos y físicos. El conflicto con Ecuador, en 1995, le dio mayores réditos ante sus compatriotas que, a pesar de las primeras denuncias de corrupción, lo reeligieron para un segundo período consecutivo. También hizo frente con éxito a un secuestro en la residencia del embajador japonés en Lima, que le sirvió para extender su prestigio hasta Japón, donde sectores conservadores lo consideran un héroe. Tras derrotar en las elecciones del 2000 a Alejandro Toledo, quien le denunció por fraude, afrontó una etapa de convulsión social que llegó a su límite en septiembre de 2000, cuando salió a la luz la gran trama de corrupción orquestada por Montesinos. Fujimori convocó entonces a un nuevo proceso electoral para el año siguiente, al que dijo que no se presentaría, y huyó a Japón, desde donde renunció por fax a la Presidencia. A pesar de la distancia, siempre intentó estar presente en la política peruana, pero sufrió un serio revés cuando viajó a Chile el 6 de noviembre del 2005 para buscar desde ahí su retorno a Perú. Al día siguiente fue detenido y tras un prolongado trámite, la justicia chilena decidió, en septiembre del 2007, extraditarlo a Perú, donde estaba reclamado por delitos de violación de los derechos humanos y corrupción. Desde entonces, ha permanecido en una prisión policial de Lima, donde cumple una condena a 6 años de cárcel que se le impuso por el allanamiento ilegal a la vivienda de la esposa de Montesinos. A pesar de que la condena que se le impuso hoy lo confina a pasar largos años entre rejas, mantiene aún vigente su legado político, encarnado en su hija Keiko Sofía, que en las elecciones del 2006 fue elegida como la congresista más votada y que se perfila como candidata a los próximos comicios presidenciales.