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Allen se deja homenajear en el ambiente cinéfilo europeo que admiraba de niño

Nunca ha sido muy amigo de los premios y menos de recibirlos en persona, pero el polifacético Woody Allen ha hecho hoy en Valladolid una excepción para recoger con «honor» un galardón de la Semana de Cine de Valladolid (Seminci), en la misma Europa de Bergman y Buñuel, directores «modelo» desde su infancia.

En un acto celebrado para la prensa antes de iniciar en el Teatro Calderón de la Barca el concierto con su grupo musical New Orleans Jazz Band, en el que toca el clarinete, Allen ha recibido la Espiga de Honor de la Seminci, cuyo patronato decidió hace unas semanas aprovechar su visita para rendirle homenaje.
A pesar de haber considerado en alguna ocasión que los premios no sirven para mucho -en 1977 se olvidó de asistir a la gala de los Oscar- el cineasta ha recibido la condecoración de manos del alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, con un «gran honor», al considerar que es un festival europeo «de categoría».
Aunque la presencia del realizador en la capital vallisoletana no estaba inicialmente relacionada con el celuloide, es evidente la relación del jazz que emerge de su clarinete tiene con el bloque sonoro de sus películas, como en «Todos dicen te quiero» (1996) y «Acordes y desacuerdos» (1999).
«Y ahora tengo que tocar», ha espetado el director para poner fin al breve paréntesis que ha reconocido su trayectoria cinematográfica.
Allen (Nueva York, 1935), ataviado con sus características gafas negras de pasta, camisa azul y pantalones de pana, ha desenfundado su clarinete para acompañar al resto de la banda en el escenario del teatro vallisoletano.
Alrededor de 1.000 personas han presenciado el recital, protagonizado por diferentes piezas versionadas de jazz clásico, por el que el hasta hoy cuatro veces ganador de un Oscar empezó a sentirse atraído en su más temprana adolescencia, cuando la música, el cine, el deporte y el humor encabezaban sus aficiones.
Sobre el escenario han actuado, además de Allen, el batería John Gill, el pianista Conal Fowlkes, el trompetista Simon Wettenhall, el contrabajo Gregory Cohen y el trombón Jerry Zigmont, todos ellos dirigidos por el intérprete del banjo, Eddy Davis.
Con una evidente compenetración y afinidad musical y personal con el resto de la orquesta, el director de filmes como «La rosa púrpura de El Cairo» (1985) y la oscarizada «Annie Hall» (1977), absorto por el sonido, ha acompañado su toque del instrumento de viento con ligeros contoneos de sus pies al compás de una música que abarca desfiles y canciones populares.
La luz, unas veces clara y otras más íntima y mimetizada con la melodía, ha permitido a los asistentes trasladarse durante cerca de dos horas a la Luisiana más profunda, como si de un local de principios del siglo XX se tratase, cuando empezó a desarrollarse el jazz en la comunidad afroamericana de esa zona de Estados Unidos.
El también actor, guionista y escritor y Premio Príncipe de Asturias de las Artes se alió con la New Orleans Jazz Band en 1972, con la que empezó a ofrecer recitales en el desaparecido Michael's Pub de Manhattan, para pasar después al Hotel Carlyle de la misma ciudad, que todavía sirve de escenario habitual de sus conciertos.
Fue en 1996 cuando Allen y el resto del equipo musical visitaron por primera vez un escenario español, poco antes de que Venecia sirviera de escenario nupcial para el cineasta y Soon-Yi, la hija adoptiva de la que fuera su pareja sentimental durante doce años, la actriz Mia Farrow. Como ya reflejó en su película «Días de radio» (1987), en la que retrataba su infancia a través de la música jazz, ahora, Allen Stewart, como en verdad se llama, continúa usando su clarinete para desnudar su madurez por todo el mundo, especialmente en Europa, donde siempre ha alcanzado más popularidad que en su propio país.
No obstante, entre sus próximos proyectos cinematográficos se encuentra el dirigir una película sobre alguna figura del jazz, como Louis Amstrong.
La gira de esta banda de jazz por España continuará mañana en Granada y después seguirá por Murcia, Palma de Mallorca y Pamplona, entre otras ciudades.