Amistad sin premio

Lance Armstrong piensa que un amigo es para toda la vida. Por eso ayer hizo todo lo posible para que Hincapié, que fue su compañero inseparable durante los años gloriosos de los siete Tours, consiguiera el jersey de líder. El estadounidense debe tener instalada en el subconsciente la sensación de que el amarillo es suyo. Y que si lo lleva Nocentini es porque él y su equipo lo permiten. Algo de razón tiene, pero ayer quería que el usuario temporal, aunque sólo le durara un día fuera Hincapié. Durante la tiranía de Armstrong en la carrera sólo pudo ganar una etapa y el agradecimiento eterno de su amigo. Ahora corre para el Columbia de Cavendish, pero Hincapié sigue siendo uno de los suyos para Armstrong. Y Lance es agradecido como reconoció en la llegada: «Fuimos a un ritmo moderado para que mi amigo Hincapié lograra el amarillo». Cinco segundos le faltaron a Hincapié para recibir el premio que no tuvo en sus años de colaboración con el estadounidense. Se metió en la escapada buena, una aventura consentida de doce corredores. El equipo del líder, Ag2r, tenía entre los doce a Nicolas Roche, el hijo de Stephen, el hombre que le ganó a Perico el Tour del 87. El Columbia llevaba a Hincapié por delante con la esperanza de vestirse de amarillo. Y Astana no pensaba molestarse en quitarle la ilusión al amigo del jefe. Al menos, de uno de los jefes. Nadie iba a tirar para llegar al esprint y nadie iba a desgastarse demasiado en la defensa de un amarillo con fecha de caducidad. Así, las distancias fueron creciendo y con ellas las esperanzas de Hincapié, de segundo apellido Garcés por su ascendencia colom- biana. El estadounidense se desgastaba más que nadie en los relevos. Los demás se sorteaban la etapa, él se jugaba el liderato. Pero sus esfuerzos empezaron a quedarse en nada cuando el ruso Ivanov se hartó de la compañía. Y arrancó a falta de siete kilómetros sin que nadie pudiera seguirle. Hincapié se sintió derrotado, no tenía fuerzas para seguir tirando y se dejó ir. Sólo recuperó las ganas cuando vio que la meta se acercaba, pero Nocentini y su equipo ya habían empezado la cuenta atrás. Ivanov consiguió el premio de la etapa, pero Hincapié se quedó sin el suyo. En parte por culpa de su compañero Cavendish. Él y Hushovd aceleraron la llegada del grupo en su pelea por el maillot verde. Y por ahí se le escapó un poco más el amarillo. Los favoritos continuaron con su carrera. Contador está conteniéndose a la espera de que la carretera se empine. Aunque reconoce que «son otros» los que tienen la obligación de atacar. Y mira a Andy Schleck y Evans, los rivales a los que ve más fuertes. Si se atreven, allí estará él para responder. Aunque advierte de que las rampas de Verbier se le hacen muy cortas. ¿ Muere una espectadora. Una sexagenaria que asistía a la etapa resultó muerta en un accidente con una moto de la Guardia Repu- blicana que vigila la carrera.