Audrey Tautou se viste de Chanel

Desde hace años, la industria del cine vio en la fragilidad de la actriz que saltó a la fama con «Amélie» la estética idónea para encarnar a uno de los mitos de la moda francesa, la diseñadora Coco Chanel. Pero Tautou quería «evitar los tópicos a toda costa» y fue la versión de la realizadora Anne Fontaine, centrada en su periodo de juventud y sus avatares amorosos, la que convenció a la intérprete de que protagonizara «Coco: de la rebeldía a la leyenda de Chanel», que se estrenará el próximo 5 de junio.Pero además de su parecido físico, Tautou también tiene en común con la diseñadora «ese lado salvaje que la caracterizaba y el inmenso deseo de libertad e independencia en relación al trabajo», confiesa la actriz ayer en Madrid. La misma libertad con la que asume la responsabilidad de llevar al cine un personaje tan conocido: «No pienso mucho en lo que el público espera, aunque tampoco quería traicionar la imagen que tienen de ella».Mentiras piadosas.Con este objetivo, estudió sus gestos, su «look», su actitud, además de diversas biografías, con especial atención a la de Lilou Marquand, la mujer que la acompañó en sus últimos años. Pero la tendencia de Chanel a tergiversar la realidad (nunca admitió su origen humilde) confundió a Tautou: «Leí sobre ella y encontré muchas afirmaciones contradictorias. Era bastante mentirosa, así que intenté imaginarme cómo sería de joven», explica la actriz.Y si de contradicciones hablamos, no se puede pasar por alto una de las que con más detenimiento se trata en la película, y es el hecho de que, aunque recordada como una feminista, Chanel ascendió socialmente gracias a sus relaciones con los hombres. Especialmente fructíferas fueron las que mantuvo con el aristócrata francés Étienne Balsan y con el empresario inglés Alessandro Nivola. Ambos «patrocinaron» su irrupción en el mundo de la moda a través del diseño de sombreros. Pero Tautou la defiende, y asegura que esta coyuntura «es inherente a su época. Sola, pobre y huérfana, no podía adquirir la independencia que ansiaba, así que acepta pagar ese precio. Su acto de rebeldía consiste en ganarse por sí misma la vida cuando ya ha conseguido ser una mantenida».Pero el éxito y el «glamour» que reinó durante la madurez de Chanel no impidió que «surgiera el perfume de la venganza, no personal, pero sí el de una mujer desgarrada entre sus deseos y sus debilidades y que, tras tanto sufrimiento, ha conseguido sus sueños», comenta Tautou. Venganza, «dureza, autoridad y orgullo –dice la actriz– forman un núcleo que resulta lo más difícil del personaje. No quería que pareciera una roca insensible, así que le cedí mi dulzura».