Avalancha de demandas por Sergio Alonso

El Colegio de Médicos de Madrid se ha convertido en una auténtica olla a presión. No sólo por las continuas denuncias sobre su gestión que están realizando durante los últimos meses numerosos facultativos de máximo prestigio en la Sanidad española, sino por la situación interna que padecen muchos de sus trabajadores. En octubre pasado, la corporación que dirige Juliana Fariña fue condenada a readmitir a Sonia Ferragut, una de las empleadas que había sido enviada al paro. Ahora, el Colegio tiene que devolver también a su puesto por decisión judicial a Marta García, una auxiliar administrativo con reducción de jornada por maternidad que había sido despedida. El caso de ambas trabajadoras no es único. Desde febrero hasta ahora, el ejército de letrados de la corporación no da abasto para afrontar la balumba de juicios y demandas que se les ha venido encima. Están pendientes de fallo o de juicio, por ejemplo, Óscar López, Carlos Vega y Helena Pérez, esta última por una supuesta agresión. También ha interpuesto demanda contra la Junta por vulneración de derechos la ex secretaria general, Cristina Martínez, y es previsible que le siga los pasos otra despedida, Verónica Barroso, que denuncia que sus correos han sido espiados. Todos estos casos evidencian la triste situación que atraviesa un colegio que antes era modélico.