Crisis económica

Aznar defiende una reforma laboral que flexibilice el mercado

Aznar se reunió ayer en FAES con el ministro italiano para Asuntos Europeos, Andrea Ronchi
Aznar se reunió ayer en FAES con el ministro italiano para Asuntos Europeos, Andrea Ronchilarazon

MADRID- Reforma laboral sí o no, y para qué. Éste es uno de los grandes debates que están acompañando a esta crisis económica, y en el que casi todo el mundo se coloca de perfil para evitar el desgaste que podría derivarse de ser el que cuelga el cascabel al gato. El Gobierno no quiere ni oír hablar de las propuestas de la patronal, y el PP ha optado en su plan global anti-crisis por quedarse en el enunciado genérico.Ayer, el ex presidente del Gobierno José María Aznar se reunió con el ministro italiano para Asuntos Sociales, Andrea Ronchi, dentro de las jornadas organizadas por FAES sobre los retos y las reformas europeas que la UE tendrá que ejecutar a partir de 2010 para hacer frente a los desafíos planteados en la Agenda de Lisboa.En su intervención, Aznar apuntó como uno de los lastres de Europa su incapacidad para acercarse al pleno empleo y criticó un sistema «que prefiere subsidiar al desempleado antes de animarle a que consiga un nuevo trabajo». Ya en clave nacional, el presidente de FAES advirtió de que España no puede seguir enviando a más de siete mil personas diariamente al desempleo y negarse a hablar de una reforma laboral «imprescindible». A su juicio, hace falta una nueva política de empleo y de protección social basada en tres pilares: una mayor flexibilización en el mercado laboral, mayor protección social para los desempleados, orientada a su formación, y el establecimiento de un régimen de derechos y deberes estricto para estos últimos, que incentive la búsqueda de un nuevo empleo. Su receta apuesta por complementar estas medidas con una rebaja de impuestos, especialmente en lo que se refiere a las pequeñas y medianas empresas, y que se alivie la carga tributaria a las familias con menos recursos. La recesión –argumenta– sólo puede convertirse en una gran depresión si se cometen los mismos errores de la década de los 30 del siglo pasado: fuerte proteccionismo y aumento desmesurado del gasto público.