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«Barcos de la muerte» para inmigrantes

La Razón
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BANGKOK- «Los soldados tailandeses nos ataron las manos y nos arrastraron a la fuerza dentro de barcas sin motor. Después nos remolcaron hasta mar abierto y allí nos dejaron a la deriva. No teníamos ni agua, ni comida. Estaba claro que querían que muriéramos». La voz de un superviviente, recogida ayer por la BBC, confirmaba una sospecha que varias ONG llevaban tiempo albergando: que el Ejército tailandés está arrojando a cientos de inmigrantes al mar con el objetivo de frenar la avalancha de pateras que desembarcan desde diciembre en las costas, procedentes de Bangladesh y Myanmar.
Quienes ocupan plaza en estos «barcos de la muerte» son los más desesperados entre los desesperados. Algunos de ellos son miembros de una etnia musulmana perseguida por el Ejército birmano en la frontera con Bangladesh (los «rohingya» o «gitanos del mar» y quienes buscan asilo político. Otros, simplemente, huyen de regiones donde se están produciendo hambrunas, agravadas por las catástrofes ambientales del año pasado. Por si fuera poco, muchas aldeas del sur de Birmania se ven arrasadas por plagas de ratas, animales que se multiplicaron tras el paso del ciclón «Narguis» y que están dejando sin alimento a miles de campesinos.
La organización norteamericana Refugees International alertó sobre los «barcos de la muerte» hace un par de semanas, explicando que en diciembre el Ejército tailandés había abandonado en alta mar a al menos 412 personas. De ellos, los más afortunados se toparon con patrullas costeras indias o indonesias, algunos después de pasar más de una semana a la deriva y debatiéndose entre la vida y la muerte. Los supervivientes se encuentran ahora refugiados en islas de India e Indonesia. Otros, se sospecha que la mayoría, siguen en paradero desconocido. Sus embarcaciones no han aparecido y nadie volvió a verlos desde que abandonaron las costas de Birmania o Bangladesh.
La crueldad de las autoridades tailandesas tiene, por supuesto, una vertiente política. Y es que Tailandia comparte frontera con un vecino en descomposición: la Birmania de la Junta Militar, un país en el que hay varias guerras étnicas en curso, algunas de las cuales se libran precisamente en la frontera con Tailandia, creando un ambiente de tráfico, inmigración masiva y grupos guerrilleros que provoca periódicas reacciones de ira en Bangkok.
Uno de esos conflictos étnicos es el protagonizado por los llamados «gitanos del mar». Nación de unas 800.000 personas, de las cuales cerca de 250.000 viven como refugiados políticos fuera de Birmania.
Si son duras las condiciones de los ilegales que consiguen llegar a Europa o EE UU, mucho peor es la situación de quienes pasan de un país pobre a otro. Tailandia recibe inmigrantes principalmente de Camboya y Birmania. Las autoridades no ofrecen apenasgarantías a quienes cruzan la frontera sin visado y muchos acaban siendo víctimas de organizaciones mafiosas.